28 may 2018

Cómo mejorar la liquidez de una pyme en el corto plazo

Seis de cada diez empresas que se constituyen en España no sobreviven más allá de cinco años, situando a nuestro país como uno de los líderes en Europa en cierre de pymes y pérdida de empleos, sobre todo entre las personas más jóvenes. Entre las principales razones para explicar esta situación se encuentran la falta de financiación, el escaso apoyo de la Administración o el alto nivel impositivo, aunque, sin lugar a dudas, hay una que destaca sobre las demás, a juicio de las propias empresas: la dificultad en mantener una tesorería estable con la que mejorar la liquidez que permita afrontar los pagos e inversiones que hay que realizar.

 

¿Cash-flow? ¿Qué es eso y cómo te ayuda a mejorar la liquidez? 

Cuando hablamos de cash-flow, o flujo de caja en castellano, nos referimos al total del dinero en efectivo con el que cuenta un negocio, más los depósitos bancarios, los cheques y todo lo que pueda ser fácilmente transformado en dinero. De acuerdo a la teoría contable, el cash-flow no es más que la suma del beneficio neto más la amortización de la compañía. Para una pyme, sobre todo en sus inicios, es crucial ser lo más eficiente posible en la administración de los stocks, prescindiendo de grandes apalancamientos e intentando, en definitiva, generar la mayor tesorería posible.

Aunque resulta ambicioso definir cómo mejorar la liquidez de una empresa, hay ciertas reglas que es necesario seguir, como, por ejemplo:

  • Ser lo más objetivos y realistas tanto en los ingresos como en los gastos previstos, marcándose objetivos pequeños que puedan verificar la estrategia contable.
  • Estudiar de forma periódica las condiciones que ofrece el banco (líneas de crédito, seguro, financiación), comparándolo con otras entidades para buscar siempre el mayor beneficio.
  • Revisar el modo en el que se realizan las operaciones financieras. La tecnología actual permite automatizar y abaratar los procesos, aumentando de paso los protocolos de seguridad.
  • Implantar pequeñas medidas que pueden impactar positivamente en las cuentas y mejorar la liquidez, como acortar los ciclos de facturación o realizar inventarios periódicos para examinar los costes fijos.

 

Algunas de las principales soluciones financieras

Los bancos ofrecen multitud de fórmulas para mejorar la liquidez de las empresas. Antes de optar por cualquiera de ellas, es conveniente buscar el consejo de expertos. Entre las más utilizadas, cabe destacar:

  • Factoring: Puede resultar de gran ayuda para convertir el circulante en dinero líquido de manera inmediata. Se trata de vender las cuentas pendientes de cobrar a cambio de una pequeña rebaja en la cantidad final. Puede resultar una opción muy rentable a corto plazo por tres razones: permite ahorrar la contratación de una persona que gestione los cobros, facilita la obtención de financiación de forma rápida y asequible y abre la posibilidad de sanear el balance de una compañía y poder pagar a los acreedores de manera inmediata. El principal hándicap es que las entidades financieras suelen aplicar en el factoring un tipo de interés mayor que en otras operaciones, por lo que conviene mirar otras opciones como la del Fondo Apoyo a empresas.
  • Confirming: Consiste en la gestión del pago a proveedores ofreciéndoles la posibilidad de cobrar sus facturas antes de su vencimiento mediante el anticipo de su importe. En realidad, se trata de un factoring a la inversa, y equivale a un pago certificado, con la única diferencia de que en esta ocasión el banco avala el pago al proveedor. Este tipo de práctica no goza de demasiada popularidad para según qué sujetos, por lo que se incrementa la necesidad de ofrecer las máximas garantías de cobro.
  • Forfaiting: En realidad, es lo mismo que el factoring, sólo que, en esta ocasión, se venden unos documentos financieros de vencimiento a medio plazo, normalmente en operaciones con países que presentan un elevado riesgo. En líneas generales, se tratar de ceder letras de cambio o pagarés, pero, mientras en el factoring hablamos de operaciones a muy pocas semanas o meses vista, aquí son documentos cuyo vencimiento abarca varios años.
  • Microcréditos: Por medio de ellos, es posible financiar hitos puntuales, como, por ejemplo, la constitución de una empresa. Para conseguir que te concedan uno, tan sólo es preciso contar con los avales requeridos. Su cuantía no suele superar los 20.000 euros y su interés ronda el 5%. Deberás pagarlos en su totalidad en un plazo de entre 5 y ocho años.
  • Líneas de crédito: Es la manera más tradicional de conseguir financiación para una empresa, si bien conviene tener cuidado con ella, porque podemos endeudarnos en exceso en un momento dado. La línea de crédito es una solución a largo plazo para financiar y sanear el circulante de una empresa. La entidad financiera pone a nuestra disposición una determinada cantidad de dinero durante un plazo determinado, de la que sólo habrá de pagarse intereses de lo que se haya utilizado. Es decir, se logra mejorar la liquidez de una forma inmediata, pero también obliga a estar mucho más pendiente de la gestión de los gastos.
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