Atravesando turbulencias

Aunque el PIB registró un crecimiento razonablemente bueno en 2022, por encima del 4%, las autoridades egipcias se enfrentan a una aguda fuga de capitales, como consecuencia del cambio en las condiciones del mercado. Las sucesivas subidas de tipos de interés adoptadas por la Reserva Federal de Estados Unidos, y, en menor medida, por el Banco Central Europeo, han incentivado la desinversión en instrumentos financieros emitidos por entidades egipcias. Las dificultades en el acceso a divisas ha provocado la acumulación de mercancías en los puertos. Según el Banco Central, a finales de diciembre el volumen de importaciones bloqueadas por la falta de divisas ascendía a 9.500 millones de dólares. Las autoridades confían en que la suscripción de un acuerdo de asistencia financiera con el FMI, valorado en 3.000 millones de $, contribuya a recuperar la confianza en la economía egipcia. Desde la firma del programa, el pasado mes de octubre, el gobierno ha vuelto a la ortodoxia económica y ha adoptado varias de las medidas recomendadas por el Fondo. Además de la eliminación del crédito documentario como única vía de pago, el Banco Central ha flexibilizado el tipo de cambio y ha endurecido la política monetaria para frenar las presiones inflacionistas. El último movimiento se produjo el 23 de diciembre, cuando aumentó los tipos oficiales en 300 puntos básicos, hasta el 17,25%.