07 mar 2021

EE.UU. golpea en Siria y manda una señal a Irán

La madrugada del 26 de febrero, la aviación estadounidense bombardeó dos campamentos militares de milicias pro-iraníes situados en el este de Siria, causando 22 muertos. 

El ataque fue decidido por el Presidente Joe Biden en represalia por el lanzamiento de misiles, protagonizado diez días antes en Iraq por estas facciones  contra una base militar estadounidense, que acabó con la vida de un contratista filipino, al que siguió otra salva de misiles que impactaron en el perímetro de la Embajada estadounidense en Bagdad. Un portavoz de la Secretaría de Defensa afirmó, al día siguiente de esos ataques, que los EE.UU. responderían a los mismos en tiempo y forma, y efectivamente, lo han hecho, en la que ha sido la primera operación militar ordenada por el nuevo inquilino de la Casa Blanca desde que tomara posesión de su cargo el pasado 20 de enero. Los EE.UU. esperaron una decena de días antes de contraatacar para actuar de la forma más medida y proporcionada posible. Así lo indica el hecho de que, aunque las milicias atacadas, Kataeb Hezbollah y Kataeb Shoudada tienen su base en Iraq, el ataque no tuvo lugar en este último país, sino en suelo sirio para, de este modo, no poner en una situación difícil al Primer Ministro iraquí Mustafá Kazemi, a quien, por otro lado, el propio Biden había avisado por teléfono previamente del ataque, algo que también hizo con el Rey Salman, de Arabia Saudí. El nuevo presidente de los EE.UU. sigue teniendo intención de volver a la vía diplomática, abandonada por su predecesor, con el fin de revitalizar el acuerdo nuclear de 2015 concluido durante el mandato de Barak Obama. Sin embargo, y a diferencia de este último, con este ataque quiere dejar claro que su opción por la diplomacia no implica debilidad. En las semanas previas a la firma del acuerdo nuclear de 2015, Obama se había abstenido de responder a varias provocaciones iraníes para no poner en peligro la firma del mismo, lo que había llevado a la República Islámica y las milicias pro-iraníes que "operan" por toda la región en su nombre a estar invadidas por una cierta sensación de impunidad, al pensar que Joe Biden también se comportaría del mismo modo. Sin embargo, con la actual acción de represalia, los EE.UU., además de tranquilizar a sus aliados en la región, mandan al régimen de los Ayatolás y a sus grupos armados afines una señal que no deja dudas: sí a la diplomacia, pero no a cualquier precio.

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