18 abr 2021

El plan económico de MBS puede comportar riesgos

MBS anunció hace apenas dos semanas que las empresas saudíes cotizadas en el índice Tadawul deberán reducir los ingresos pagados en concepto de dividendos a sus accionistas, destinando esos fondos a inversiones en el país, fundamentalmente en infraestructuras y tecnología.

Con ello, MBS pretende impulsar la diversificación económica, la creación de empleo y el crecimiento económico en los próximos años lo que, según el Príncipe Heredero, redundará en subidas bursátiles. Dicho de otro modo, MBS trató de calmar a los inversores no residentes -muchos de los cuales vieron en ese anuncio un “diktat” del poder político a las compañías- con el argumento de que lo que dejarían de ganar vía dividendos, lo obtendrían a través del aumento del valor de las acciones. En 2020, la cotizada saudí que, con diferencia, pagó más dividendo fue Saudi Aramco, destinando a este concepto un total de 75.000 mill.$. A pesar del revuelo ocasionado por su salida a bolsa en 2016, en lo que fue la mayor IPO de la historia, el porcentaje del capital de Saudi Aramco en manos del Estado saudí sigue siendo elevadísimo, del 98%. Como consecuencia, el Estado es, a años luz del resto de inversores en la compañía, el principal receptor de dividendos de esta y de otras empresas cotizadas. En 2020, entre dividendos, royalties e impuestos, Saudi Aramco contribuyó a las arcas públicas nada menos que con 110.000 mill.$ y, aun así, el país registró un déficit público igual al 12% del PIB. Es cierto que esta cantidad viene también determinada por la cotización del barril de crudo, que en 2021 será sin duda mucho mayor que el precio medio de 41,96 $/b correspondiente al año pasado. Sin embargo, la caída de dividendos tendrá un impacto negativo en los ingresos públicos que no se puede dejar de tener en cuenta.

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