02 nov 2025

La sangrienta toma de El Fasher acerca al país a la partición

El grupo paramilitar Rapid Support Forces (RSF) ha conseguido hacerse con la capital de Darfur Norte, El Fasher, el último bastión de las Fuerzas Armadas de Sudán (SAF) en el oeste del país.

La ciudad llevaba más de 500 días asediada por las tropas de Hamdan Dagalo “Hemedti”, un señor de la guerra que fue vicepresidente entre 2021 y 2023. Las RSF son herederas de los Yanyauid, responsables del genocidio darfurí de principios de siglo, y están apoyadas extraoficialmente por Emiratos Árabes Unidos (EAU), algo que Abu Dabi niega pese a que numerosos informes de expertos e investigaciones periodísticas demuestran su influencia directa en el conflicto. La toma de la ciudad se ha traducido en una masacre para los cientos de miles de habitantes que no habían podido escapar: así lo reflejan los videos de las atrocidades cometidas compartidos en redes sociales, pero también las imágenes satelitales que revelan enormes charcos de sangre. La caída de este bastión supone un punto crucial en la guerra, tanto simbólico como estratégico. Ante la imposibilidad de ambos bandos de imponerse militarmente, el país se acerca a una nueva fragmentación. Los esfuerzos diplomáticos por encontrar una solución al conflicto han sido en vano y, según apuntan algunas fuentes, saboteados por EAU. La riqueza mineral de Sudán, que tiene grandes reservas de oro en su territorio, facilita a los militares y paramilitares la consecución de apoyo logístico y financiero fuera de las fronteras sudanesas, lo que favorece que el conflicto se perpetúe.

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