02 oct 2022

Truss da marcha atrás

Tres semanas han bastado para que la nueva primera ministra de Reino Unido, Liz Truss, pusiese en serio peligro la economía del país.

El plan fiscal que anunció el responsable de Hacienda, Kwasi Kwarteng, hace ahora unos 10 días, tenía como objetivo principal reducir la presión fiscal sobre los ciudadanos más ricos, elevar el gasto público y liberalizar ciertos sectores. Con una inflación desbocada (9,9%) y en medio de una crisis energética que les ha situado a las puertas de la recesión económica, los planes fiscales del dúo Kwarteng-Truss fueron recibidos por los mercados como un jarro de agua fría. En cuestión de horas la libra se desplomó hasta su nivel más bajo de los últimos 37 años y el Banco de Inglaterra se vio obligado a intervenir comprando bonos a largo plazo para calmar a los inversores. Incluso el FMI alertó de la insostenibilidad de los planes del Ejecutivo conservador. La inestabilidad económica rápidamente se ha trasladado  también al contexto político. La última encuesta electoral que ha realizado YouGov apunta a que si se celebrasen elecciones próximamente el partido laborista lograría la mayoría absoluta. Además, el anuncio de los planes fiscales también ha recibido críticas entre las propias filas conservadoras que consideraban votar en contra de los presupuestos en el Parlamento. Todo ello ha obligado a Truss a renunciar al recorte de los impuestos a los ciudadanos más ricos (mantiene el  tramo más alto del impuesto sobre la renta en el 45%, donde se situaba anteriormente) para calmar las críticas dentro de su propio partido. 

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