12 dic 2018

Dubai pierde brillo como paraíso inversor por su sintonía con Riad

El icono modernizador de la Suiza del Golfo Pérsico, uno de los siete enclaves de Emiratos Árabes Unidos (EAU), se apaga por la alta conflictividad en la región.   Dubai pierde inversor; el glamour de Dubai como centro financiero, de inversiones, punto de tránsito aéreo y enclave off-shore comienza a declinar. Sus proyectos de infraestructuras, que han cambiado la fisonomía del emirato, su boom inmobiliario y urbanístico y su atractivo empresarial están remitiendo. Al igual que el dinamismo de su consumo. Y en paralelo a la pérdida de confianza de los inversores internacionales que ven en la connivencia de EAU con la política de influencia instaurada por Arabia Saudí en contiendas bélicas como la de Yemen o Siria, a las que co-patrocina y financia junto a Riad y el resto de emiratos del Golfo; en el embargo contra Qatar, al que también se ha sumado bajo la exigencia de cooperación de la familia real saudí en su objetivo de convertirse en la potencia hegemónica de Oriente Próximo -frente a Irán, Turquía y Egipto-, un riesgo para sus intereses empresariales. Mientras, su oferta de consumo remite. La icónica ciudad del Golfo está cambiando. Lenta, pero inexorablemente. Las grandes superficies comerciales ya no están llenas. Es como si el fervor consumista que se había instalado en el último decenio, tras el estallido de la crisis de 2008, se hubiera diluido en paralelo a la merma del poder adquisitivo de sus residentes. Dentro de un clima para los negocios cada vez más sombrío. Panorama que afecta también a su estatus como punto de escala de los viajes aéreos de larga distancia. Dubai posee el aeropuerto con mayor tránsito de pasajeros. Su línea de bandera, Emirates, es sinónimo de calidad de servicio en los desplazamientos en avión y, hasta 2017, se jactaba de ser la cuarta compañía aérea con más ingresos por número de viajeros y kilómetros.

Pocos beneficios

Pero la enseña aérea de EAU presentó unos beneficios decepcionantes en el tercer trimestre del año. Mientras su plaza bursátil experimenta el peor ejercicio desde 2008. Los expatriados, base de su poderío económico y financiero de tiempos recientes, han comenzado a abandonar Dubai. Y, con ellos, han proliferado las quejas de ejecutivos y directivos de multinacionales que habían desembarcado de forma masiva en los últimos años. En un reciente encuentro inversor con el vicepresidente y primer ministro de EAU, el jeque Sheikh Mohamed bin Rashid Al Maktoum, los empresarios le trasladaron su preocupación por las estrictas reglas de visado y el aumento del coste y de los trámites burocráticos para captar trabajadores de alta cualificación. Medidas que Dubai ha impuesto para controlar el transito migratorio y la vigilancia al terrorismo islamista en una época de alta conflictividad bélica en la región.

Guerra o comercio.

Esta es la disyuntiva que ha propiciado el declive de Dubai. Así lo asegura Jim Krane, autor del libro Ciudad de Oro: Dubai y el Sueño del Capitalismo. A su juicio, el peligro de que este enclave deje de ser considerado la Suiza del Pérsico tiene mucho que ver con la total connivencia de EAU con Arabia Saudí y sus ínfulas hegemónicas en la zona. Dubai ha adquirido, a los ojos de los inversores internacionales, el papel de actor activo en las hostilidades bélicas. Tanto en el conflicto yemení, como en el sirio o en el cerco comercial e inversor hacia Qatar. Es como ?si hubiera perdido su seña de identidad?. Cualquier país ?puede hacer la guerra con sus vecinos, pero si te enfrascas en una contienda bélica, es complicado mantener las relaciones de comercio e inversión con ellos o conservar un clima adecuado para hacer negocios con empresas de exterior?, afirma Krane. Por si fuera poco, la austeridad fiscal que ha impuesto Riad a los emiratos que conforman su alianza en un periodo en el que vuelven las vacas flacas en la cotización del barril de petróleo ha llegado en el peor momento para Dubai. Como tampoco ayuda la imposibilidad de establecer un control férreo sobre el comercio con Qatar o Irán. A pesar de las amenazas de sanción que emanan desde la Casa Blanca después de que EEUU abandonase unilateralmente el acuerdo de no proliferación nuclear suscrito entre el régimen de Teherán y la comunidad internacional.

Otras sedes corporativas

Todo ello ha contribuido a que los inversores estén barajando otras sedes corporativas. Existe una sombra de dudas, admite la diplomacia americana. La obligación por parte del banco central de EAU de reclamar los movimientos de cuentas bancarias a entidades financieras de Dubai del largo centenar de detenidos en la macro-causa judicial emprendida por el príncipe heredero de Arabia Saudí, en enero pasado, y en la que estuvieron implicados varios de sus enemigos, entre ellos, miembros de su familia real. Hay decisiones empresariales que ya no contemplan volar a Dubai ni concertar cargas mercantes en este emirato, reconocen fuentes del Departamento de Estado americano. Dubai había sido el emirato pionero en iniciar la reconversión de su economía para reducir la elevada dependencia del petróleo. Una agenda modernizadora que copió Mohamed bin Salman en su Visión 2030 para Arabia Saudí hace un par de años. Una estrategia que llevó al emirato a salpicar su territorio de hubs financieros, tecnológicos y de logística. Con la huida del capital de las empresas, estos centros empresariales se han encontrado con una losa para la subsistencia. La ciudad es una de las más caras para residir. En concreto, según el ranking de la firma Mercier, la vigésimo sexta del mundo. Los precios de los inmuebles siguen disparados mientras las rentas personales caen sin razón de continuidad en los últimos meses. Demasiado para un número de hogares importante dentro de una cultura en la que se paga por adelantado, desde el colegio a los alquileres. Los niveles de ingresos de 2013 parecen un sueño lejano, dicen en esta consultora. También los beneficios de las empresas energéticas que iniciaron la transición hacia las energías alternativas han empezado a menguar. Cuando la cotización del crudo, además, se aproxima a los 50 dólares, lejos de la cota de los 100 dólares a la que aspiraba el pasado verano.

Comercio el que impulsa crecimiento.

Las ventas minoristas y al por mayor representan la tercera parte de la economía, y llevan desde el periodo estival en un súbito estancamiento, lo que ha obligado al gabinete de Sheikh Mohamed a aplicar ajustes. A congelar el gasto en Educación, a paralizar proyectos energéticos en marcha o a promover la salida de los cientos de miles de trabajadores que fueron contratados para poner en marcha la emblemática ciudad del desierto, que llegó a albergar más de 200 nacionalidades de empleados y directivos de empresas a finales de 2014. Quizás te interese este post sobre las inversiones extranjeras en Arabia Saudí.
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