08 mar 2016

7 razones por las que sus empleados no innovan

Innovación. Esta parece haberse convertido en la palabra totem para cualquier compañía moderna. Pero ¡ojo!, autodenominarse innovadores no es condición suficiente para serlo y, lo que es peor, tampoco es condición suficiente como para transmitir ese espíritu al resto de miembros de la organización empresarial.

Porque, lo que tal vez demasiados directivos se resisten a comprender es que las empresas no innovan, son los empleados quienes deben innovar y esto es, si cabe, mucho más complicado. Al menos, así lo refleja una de las últimas encuestas realizadas por la revista Harvard Business Review entre 3.500 empleados de todas las categorías en países tan diferentes como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania e India.

La principal conclusión a la que han llegado es que mientras los directivos se quejan de que sus empleados no innovan, la razón que éstos esgrimen para su "desgana" es la falta de condiciones adecuadas para hacerlo. Pero más allá de los motivos detectados en esta encuesta son muchos los motivos que desincentivan la generación de nuevas ideas.

El jefe no innova

Este podría ser la causa de mayor peso para la falta de ideas novedosas en una organización. Que los niveles de dirección no acepten la creatividad de los niveles inferiores. Es complicado que la situación sea tan drástica. La mayoría de los directivos encuestados por HBR aseguran que ellos sí innovan, pero no ven la misma disposición entre sus subalternos.

Falta de recursos

Lo que olvidan muchos de esos directivos es que hacer las cosas de forma diferente, estimular nuevas ideas, disparar la creatividad necesita de un tiempo y unas herramientas que no todas las empresas ponen a disposición de sus empleados. Ni siquiera a disposición de los empleados a los que les exigen esa actitud emprendedora.

Innovación no es acertar las ideas del jefe

"No importa lo que haces, mi jefe dice que tiene que ser a su manera". Esta es una de las respuestas más abrumadoras con las que se han encontrado los encuestadores de la HBR al preguntar a los empleados por los motivos para no innovar.  Este sí que puede ser el nudo gordiano de la cuestión. Los jefes demandan ideas innovadoras, pero solo las aceptan cuando esas novedades encajan con la idea predefinida que ellos tenían de la cuestión.  No hay nada más desmotivador para cualquier mente despierta que chocar contra la incomprensión.

El entorno empresarial no alienta la innovación

A veces, los jefes son innovadores y tienen claro que quieren empleados que también lo sean. Pero si lanzar nuevas ideas o estrategias diferentes de trabajo choca, en primer lugar, contra los compañeros más cercanos, estos se pueden convertir en un muro insalvable para que las ideas fluyan hasta la cúspide de la organización. El miedo a ser el raro, el pelota, el que no encaja entre los colegas es uno de los principales frenos a la innovación en las compañías.

La solución no suele estar fuera

Es casi un instinto nato, sobre todo en las grandes organizaciones, contratar una consultora externa que analice la situación de la compañía para situaciones tan variadas como: las posibilidades de triunfo de un producto en un mercado nuevo o la nueva imagen de marca que le conviene a la empresa. Este proceso consume una ingente cantidad de recursos económicos y, en muchos casos, olvida contar con la sabiduría de los empleados de la compañía.

Olvidar que la innovación es un proceso que se aprende

Por supuesto que hay personas innovadoras por naturaleza. Pero todo el mundo puede producir nuevas ideas cuando se le estimula adecuadamente. Las empresas más comprometidas con esta idea trabajan desarrollando entornos en los que sea posible la generación de nuevos procesos o ideas. No es necesario ser una multinacional para poner en marcha un laboratorio de ideas. Ni éstos tienen que ser un sumidero de recursos monetarios y económicos. Cualquier pyme tiene capacidad para arañar unas horas a la semana, e incluso al mes, a la actividad normal de sus empleados y dedicarlas a este estímulo creativo. El retorno que se consigue es inmenso.

El brainstorming no lo es todo

Parece que solo se pueden generar ideas innovadoras cuando el equipo se reúne ante una pizarra para vomitar cualquier cosa que se pasa por sus cabezas. Por su puesto, esta es una técnica nada desdeñable, pero ni la única ni siempre la más efectiva. Los analistas de HBR invitan a los líderes de las organizaciones a cultivar las relaciones one to one con sus empleados. Ese trato diferenciado y cercano puede derivar en grandes contribuciones para la compañía.

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