04 oct 2017

Claves para que los emprendedores eviten la fuga de empleados

Recientemente hemos asistido a un hecho insólito. En  menos de un año, la aerolínea Ryanair ha visto como perdía 700 pilotos, que ponían rumbo a compañías rivales. Esta circunstancia es llamativa en cualquier gran multinacional. Pero adquiere todavía más relevancia al comprobar que la aerolínea irlandesa es la líder en Europa por número de pasajeros transportados.

A pesar de ello, buena parte de su plantilla ha decidido abandonarla para iniciar una nueva etapa en otra compañía. ¿Por qué ha ocurrido? En este caso, la razón que ha llevado a la emigración de los trabajadores de la firma irlandesa son los bajos sueldos que paga en comparación con sus rivales del bajo coste. Así, los salarios en Vueling y easyJet, por ejemplo, son hasta un 30 por ciento más elevados. El ejemplo de Ryanair ilustra la realidad de que nadie está libre de la pérdida de talento. Los emprendedores deben hacer lo imposible para que eso no les ocurra, ya que en la mayoría de los casos resulta muy complicado encontrar a otro empleado capaz de desarrollar el trabajo con la misma calidad que el que se tenía previamente. El primer paso para evitar la huida del personal es tener en cuenta una realidad. Además de por un salario mejor, un trabajador está dispuesto a abandonar un puesto por la mala actuación de sus jefes. Ellos, y no la empresa, son la causa principal del abandono. De cara a evitar que usted sufra un accidente con su personal laboral que afecte al negocio es necesario comprender los grandes errores que los managers cometen y que obligan a renunciar a empleados rentables y óptimos.

Exceso de trabajo

Uno de los factores de mayor riesgo que precipitan las salidas de la empresa es la sobrecarga de actividad. Es cierto que es tentador incrementar el volumen de trabajo en los buenos empleados, ya que siempre cumplen con su cometido a la perfección. Pero se trata de una mala idea, ya que ellos se sentirán castigados por el mero hecho de ser mejores que los demás. Si cree inevitable elevar la carga de trabajo de un empleado en concreto, debe acompañarlo con una mejora en el escalafón de la empresa y en la nómina mensual. Así el trabajador lo considerará un premio y no un castigo inmerecido.

No reconocer el trabajo bien hecho

La famosa palmadita en la espalda ha salvado a muchos empresarios de que su mejor empleado abandonara la compañía. Un jefe que no es capaz de reconocer el beneficio que para la empresa supone un empleado en concreto corre el riesgo de sufrir una importante pérdida de talento. Para evitarlo las personas que se esfuerzan en pro de la empresa deben ser reconocidas, bien con un gesto público o con un incremento en su retribución.

Tener una mala (o nula) relación

Es imposible pedir esfuerzos extra a nadie si jamás nos hemos interesado por esa persona. Es cierto que la productividad de la plantilla se mide por los resultados, pero es una evidencia que los trabajadores mejorarán su desempaño si ven que en la compañía son tratados como personas y que tienen un jefe que se preocupa por ellos. Por tanto, la obligación de un emprendedor es acercarse a sus colaboradores y tener una relación laboral cercana.

No cumplir  con lo que se promete

Decirle a un empleado que en enero tendrá una subida de sueldo y luego no realizarla es sinónimo de pérdida de ese trabajador. Y es que una de las peores acciones que un jefe puede realizar es no cumplir con la palabra dada. Para eso es mejor no prometer nada, ya que lo contrario eleva la desmotivación de la plantilla hasta tocar máximos.

Ascender a quien no lo merece

Para un trabajador que se esfuerza como nadie y que es consciente de la gran labor que realiza para la empresa no existe mayor ofensa que ver cómo se asciende a un compañero suyo que hace un trabajo peor. La buena salud laboral de una empresa depende de que los jefes no se equivoquen a la hora de tomar este tipo de decisiones. De cara a evitar que eso ocurra es necesario saber realmente cómo funciona la empresa por dentro. Solo así podrá descubrir quién es la persona adecuada para recibir el premio.

Impedir el desarrollo de los empleados

Un mal jefe que ve que un empleado es bueno haciendo una labor busca mantenerle en ese nicho de productividad. Pues bien, se equivoca.  Al talento no se le puede encerrar en una caja. Hay que dejarle expandirse si no tratará de buscar su propia salida en otra parte. Así que no se niegue si un colaborador le pide otra función. Le estará agradecido por ello.

No formar a su gente

Pensar que alguien que es capaz de hacer un trabajo hoy seguirá siendo capaz de hacerlo en el futuro es una equivocación. Los tiempos cambian y la formación continua de la plantilla es necesaria para mantener los niveles de productividad y para evitar que se marchen a otra compañía en busca de los conocimientos que se le niegan en su actual desempeño. En conclusión, lo más principal es tratar bien a los trabajadores más talentosos, ya que ellos son los que tienen más opciones de encontrar un puesto mejor en una firma rival. Por tanto, un buen jefe debe conseguir que estas personas quieran seguir colaborando con la firma. Ésa es su principal misión.

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