16 mar 2015

¿Qué diferencia a un líder de un jefe? ¿Y qué rol conviene más a tu empresa?

Si existe un lugar donde conviene contar con el perfil de un líder más que con el de un jefe, ese es el entorno empresarial. Pero no el de las grandes empresas. Allí un jefe es la persona que sabrá desarrollar mejor una estrategia empresarial. Nos referimos a las pymes, y muy especialmente a las tecnológicas o startups.

En los inicios de cualquier negocio, casi todo estará en contra. Las posibilidades de fracasar son mayores que las de triunfar y, por dicho motivo, se necesita que todos los integrantes de la firma realicen ímprobos esfuerzos para tratar de revertir la situación.

En este tipo de entornos es conveniente contar con un líder capaz de poseer una capacidad de atracción superlativa. Un jefe, en cambio, suele seguir un guión preestablecido y tiende a definir unos roles muy claros. Al final suele basar compensaciones por resultados. Pero un líder, inspira, crea cohesión, genera confianza y eleva la moral. El jefe quiere que todos cumplan con su trabajo. El líder busca que la gente sea cada vez un profesional mejor.

Por tanto, en los inicios no hay lugar para los jefes. Todo debe estar comandado por un líder, que debe contar con las siguientes virtudes:

Tiene que ser capaz de trazar un camino y lograr que el resto de colaboradores lo siga

En el mundo empresarial existen los visionarios o gurús, que son personas capaces de establecer el camino del éxito para una compañía. Luego está el jefe tradicional que será el encargado de ejecutar unas directrices preestablecidas. Pero solo el líder tiene la capacidad para definir la ruta y lograr la comunión de todos con sus ideas.

En los primeros años de una empresa, las metas suelen estar difusas. El volumen de trabajo es tan elevado que los trabajadores suelen centrarse en resolver las necesidades de hoy y dejar las de mañana, para mañana. Imagine qué ocurre con el largo plazo. La mayoría lo considera tan lejano que ni le dedica un instante de su tiempo.

Debe inculcar una cultura empresarial única que lleve a todos a lograr unos objetivos marcados en el tiempo

Tiene que ser capaz de mezclar la labor del día a día con la visión a años vista. Entre sus virtudes, es imprescindible que cuente con la capacidad para ir diez pasos por encima del resto y descubrir cómo se pueden extender los recursos limitados que, sin duda, posee. Esta tarea tan complicada no está al alcance de un jefe. Este tipo de perfil suele tomar como referencia unos recursos y buscar organizarlos de forma eficiente. Se limitan a dirigir un ejército ya establecido en vez de transformarlo para que esté más capacitado para llevar a buen puerto los objetivos marcados.

Debe ser apasionado con el trabajo

Un jefe quizá desconecta cuando llega la hora de salir de la oficina. Un líder no sabe lo que es eso. Para el trabajador, esto supone un inconveniente, ya que este tipo de perfil es incapaz de dejar en paz a su gente, incluso los fines de semana. Pero es lo que se necesita en una pyme que recién acaba de despegar.

Estos negocios bisoños requieren que todos piensen las 24 horas del día en la mejor forma de alcanzar las metas, que suelen pasar por sobrevivir al siguiente mes. La única forma de lograr esta comunión con todos, y que los trabajadores no acaben cansados del alto ritmo, es inculcar en la plantilla una emoción y una cultura empresarial que haga partícipes al conjunto, tanto de los éxitos como de los fracasos. Eso solo lo puede hacer líder.

Siempre quiere saber más, su sed de conocimiento no tiene límites

Nos encontramos ante personas diferentes que saben mucho pero que siempre tienen tiempo para aprender más. Los ojos, oídos y mente de estas personas están abiertos de forma constante a la espera de captar esa información que pueda ser fundamental para el negocio.

Son imanes para el talento y las personas les siguen hasta el final

Da igual si es para bien o todo acaba en descalabro, que también ocurre. En cambio, los jefes son imposiciones que llegan a los equipos. No suelen conseguir la empatía necesaria. Por eso, la mayoría de las veces, cuando el jefe se va no es seguido por nadie. Un líder es diferente. Es un polo de atracción de talento y sabe retenerlo aunque el individuo en cuestión haya tenido oportunidades de sobra para abandonar el barco.

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