12 ago 2020

Claves para aplicar una nueva cultura empresarial digital

Las pymes españolas se están quedando rezagadas en el camino hacia la digitalización. Así lo apunta el último informe La Sociedad Digital en España, de la Fundación Telefónica, donde se refleja que, si bien la sociedad española es una de las que mayor penetración de Internet ha alcanzado, no lo es tanto su tejido empresarial.

La transformación digital, que podría aportar un incremento del 1,7% del PIB nacional al año, según el Fondo Monetario Internacional, y que será una palanca de crecimiento para la salida de la crisis de la Covid-19, es hoy más necesaria que nunca. Y ésta no consiste únicamente en la implementación de nuevas herramientas tecnológicas, sino que requiere un cambio transversal en la cultura empresarial del negocio: sus valores, hábitos, formas de interactuar y estrategias.

La cultura empresarial es, de hecho, el principal freno de la transformación digital para el 71% de los líderes empresariales españoles consultados para el estudio The Digital Culture Challenge: Bridging the employee-Leadership Disconnect. Un porcentaje que se sitúa en el 62% a nivel mundial, por encima de otros frenos para la digitalización como la tecnología obsoleta, la falta de capacidades y habilidades tecnológicas y la ausencia de un claro liderazgo que abandere el proceso, y que ha ido empeorando en los últimos años.

Pero, ¿cómo conseguir romper con esta cultura corporativa y transformarla en una que apuesta por la digitalización?

El estudio de Capgemini señala siete ámbitos de la empresa claves en el cambio de mentalidad:

  1. Innovación: es necesario aplicar un pensamiento disruptivo, capaz de asumir riesgos y perder el miedo al fracaso.
  2. Datos y analítica: la empresa debe acostumbrarse a basar sus decisiones y estrategias en estudios previos, en los que la tecnología, además, es una pieza clave.
  3. Colaboración: las áreas de la empresa aisladas, sin relación entre ellas o, en el peor de los casos, con una postura defensiva hacia lo que consideran injerencias de otros departamentos deben dejarse atrás. El trabajo común entre departamentos es clave.
  4. Soluciones digitales: las nuevas tecnologías, como la nube, las bases de datos u otros tipos de software no son ya complementos para nuestras estrategias, sino parte de ellas. Las decisiones que se tomen deben ser, por defecto, digitales.
  5. Agilidad: el mundo y, concretamente, el mundo digital, avanza a velocidad de vértigo. También deben hacerlo las decisiones empresariales. Se debe ahondar en un sistema ágil y flexible en la toma de decisiones, muy unido a la pérdida de miedo a correr riesgos.
  6. Entorno: la amplitud de miras que debe tomar la empresa también va más allá de nuestro propio negocio, para incluir a proveedores, clientes y demás entorno. Nuestra relación con ellos también pasará por lo digital.
  7. Orientación al cliente: el cambio de la cultura empresarial también incluye adoptar una mentalidad orientada al cliente. Pero no solo al cliente externo hacia quien, normalmente, va la mayor parte de la inversión tecnológica en webs o aplicaciones-, sino también al cliente interno, a la plantilla de la empresa. Su satisfacción, como siempre, es fundamental para mejorar el compromiso y, por tanto, la productividad.

Liderazgo digital

Asimismo, en el cambio de la cultura empresarial necesaria para la digitalización de la empresa es esencial el liderazgo. La transformación debe venir desde arriba, por parte de unos líderes que no se dediquen solo a aplicar herramientas tecnológicas, sino que se crean profundamente este cambio y sean capaces de contagiar esa nueva mentalidad a sus empleados. Debe asumirse que el despliegue tecnológico de la empresa no se hace por el bien de la tecnología o por una simple corriente empresarial, sino porque la digitalización es clave para abordar los desafíos de la propia empresa y para su propia competitividad en un mercado muy exigente y cambiante.

Para ello, resulta de gran interés y provecho que los directivos se rodeen y apoyen en expertos en tecnología, que les hagan entender la necesidad y utilidad de la digitalización empresarial y les ayuden en el cambio de mentalidad necesario; a la vez que les puedan ofrecer una visión de las tecnologías digitales más adecuadas para optimizar su negocio.

En su comunicación hacia la plantilla, los líderes deben cultivar también un clima en el que se pierda el miedo al riesgo, donde los empleados se sientan cómodos proponiendo y probando cosas que pueden fallar, sin consecuencias laborales o personales si se produce el fracaso. La innovación, por tanto, también se debe producir de abajo a arriba en la empresa.

En esta transmisión a la plantilla de la nueva mentalidad empresarial también es esencial la formación continua. Entre otras cosas, beneficia a la empresa con una mejora de la competitividad, de la comunicación entre los miembros de la plantilla y de la detección y atracción del talento interno y externo.

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