29 may 2012

Los detalles: la frontera que separa el triunfo del fracaso

Cuando un emprendedor inicia una aventura empresarial suele centrarse en la fase creativa, visionaria y hasta en la comercial. Pero eso no quiere decir que cubra todos los frentes. Lo normal es que sea incapaz de abarcar el 100% y encargue los detalles a técnicos y especialistas. Esta práctica habitual es, en ocasiones, contraproducente, ya que ningún empleado o colaborador, por estupendo que sea y preparado que esté, tiene la misma motivación que el emprendedor o, simplemente, carece de la visión global con la que sí que cuenta el creador de la idea de negocio. La gestión de todos esos detalles, tratados a veces como nimiedades, es lo que diferencia a los emprendedores de éxito de los mediocres. Al menos eso es lo que opina Enrique Dubois, fundador de la incubadora Mola.com. Desde su propia experiencia, los detalles que son necesarios cuidar son:
  • La marca. Aunque parezca que lo que importa es el producto, para un negocio es fundamental que la marca sea fácil de pronunciar y que se adapte bien al servicio o producto ofrecido. No hay que contentarse con cualquier cosa, la marca elegida debe gustar tanto al creador, como al emprendedor y, especialmente, al público final.
  • El diseño. El diseño de la web o el logotipo deben transmitir los valores de la empresa. Por tanto, hay que asegurarse que sea estético dado que de no acertar se puede transmitir al cliente un producto o servicio de poca calidad.
  • La usabilidad. Especialmente en empresas que tengan en Internet su razón de ser, la creación de un entorno web que sea útil es fundamental. No basta con tener una página bonita sino que debe estar clarísimo cómo llevar a cabo todas las funciones que permite dicho entorno.
  • El marketing. Hay que unificar los mensajes que se quieren trasmitir, buscando un concepto de marketing global. Los mensajes varios y distintos confunden al cliente y lo alejan del objetivo final, que no es otro que la compra del producto o del servicio.
  • Las métricas. Al ser temas financieros, el emprendedor suele apartarlos un poco para centrarse más en la labor creativa y comercial. Craso error. No comprender los flujos de datos o los ratios de conversión originan que el negocio no funcione.
  • Los flujos de la caja. Igual que en el apartado anterior, el no cuidar los números conlleva al fracaso, sobretodo en los primeros años de vida de un negocio. Por tanto, el emprendedor debe estar siempre encima de los números.
Según Dubois, solo tras cumplir todos estos detalles, normalmente poco edificantes, se logra estar en condiciones de probar suerte con la aventura empresarial.
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