21 ago 2019

Cómo hacer una presentación profesional oral de éxito

Dicen los especialistas en elevator pitch que hacer una presentación oral en 30 segundos es lo más difícil que existe, ya que hay que conjugar profesionalidad, claridad en la exposición, empatía y emociones. Sin embargo, lo más habitual es que cuando se tenga que presentar algo a un tercero en la esfera de los negocios, gocemos de mayor tiempo, por lo que se pueden estructurar y desarrollar con mayor amplitud los mensajes para aumentar la posibilidad de éxito. La falta de tiempo, el grado diferente de conocimiento sobre el tema del que vamos a hablar o la existencia de distorsiones como ruidos o incidencias inesperadas pueden jugarnos una mala pasada, por lo que es fundamental implementar un sistema que evite al máximo posible que las cosas puedan salir mal. Aunque existen muchas técnicas y consejos para lograrlo, las más efectivas desde un punto de vista práctico son:  

Conoce a quien tienes delante

De nada sirve realizar una presentación muy brillante desde una óptica técnica si a quien se la estás haciendo no tiene los conocimientos para valorarla. Hay que ajustar siempre lo que se diga al público al que va dirigido y nada mejor que llevar a cabo una investigación previa para lograrlo.  

Centrarse en los objetivos a conseguir

Cerrar un acuerdo de negocios, conseguir el cambio de percepción hacia una ley, mejorar la reputación de la empresa, defender una candidatura para presidir una asociación, Existen muchos retos que conseguir a través de una buena presentación, pero tenerlos muy claros desde un principio ayudará a articularla del modo más adecuado para alcanzar el éxito.  

Ensaya para controlar los nervios

El mejor camino para evitar incidencias inesperadas durante una presentación es haberla trabajado y practicado durante el tiempo suficiente. Eso no quiere decir que haya que memorizarla haciendo que luego resulte artificial, sino que a través de la experiencia nuestra mente termine por desarrollar ciertos anclajes para evitar que si nos quedamos en blanco o alguien nos interrumpa en mitad de la exposición no sepamos continuar. 

La importancia del relato

La técnica del storytelling ha ido ganando adeptos en los últimos años por su poder de persuasión entre los interlocutores, gracias a que por medio de la empatía y las emociones se puede enganchar con mayor facilidad al público. El secreto es simple aunque ambicioso: analizar el camino para que las personas que tenemos delante se identifiquen con lo que contemos.  

Repetir ciertos mensajes aunque parezcamos reiterativos

Un gran problema cuando se trabaja en una presentación es que se da por hecho que nuestro interlocutor va a tener el mismo grado de especialización que el nuestro. Aunque esto puede que algunas veces ocurra, lo más frecuente es que no sea así, por lo que es muy oportuno repetir varias veces a lo largo de la sesión aquellas frases que mejor explican lo que queremos transmitir para que, de este modo, nuestra audiencia lo integre como los elementos nucleares de la exposición.  

Introducción-Nudo-Desenlace

Estructurar una presentación como si de una fábula se tratase nos permitirá ordenar con mayor claridad nuestras ideas. Quizá lo más conveniente en este caso sea que empecemos por el final, donde destacaremos las ideas clave que queremos compartir; más adelante, en la introducción, comentaremos la situación de partida y los puntos débiles que son necesarios tratar en el nudo, donde ya ordenaremos y estructuraremos el resto del contenido.  

Pasión y convicción

Dentro de lo posible, y por muy profesional que sea el plano y el escenario en el que estemos desarrollando la presentación, es muy importancia que el que tenemos delante entienda que creemos en lo que estamos transmitiendo. Introducir alguna experiencia personal, gestionar con pericia los silencios o flexionar la voz pueden ser algunas claves que nos ayuden a transmitir ambos conceptos.  

Apoyar nuestras palabras con elementos tangibles

Sobre todo en exposiciones largas en donde puede correrse el riesgo de que las personas desconecten en algún momento, entregar documentos físicos o apoyarnos en el uso de un proyector para compartir algún gráfico o diapositiva nos ayudará a conectar mejor y durante más tiempo con el público. Además, de este modo, se fomenta la interactividad y que puedan realizarnos preguntas basadas en aquello que están viendo.  

Clava el aterrizaje

De nada sirve realizar una presentación brillante si el final es soporífero o anodino. Para conseguirlo, como si de una muestra de fuegos artificiales se tratara, guárdate parte de la mejor traca para el final, por ejemplo, en forma de dato que resulte muy sorprendente o con una conclusión que sea muy llamativa. Una frase o cita célebre, o, incluso, algún comentario sobre algo que se haya citado con anterioridad también puede ser muy útil.   Si quieres seguir leyendo noticias relacionadas, haz clic aquí.

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