10 abr 2022

Castillo da marcha atrás

El presidente Pedro Castillo revirtió en cuestión de horas la decisión de decretar tanto el estado de emergencia como el toque de queda en las provincias de Lima y Callao, con los que pretendía hacer frente al paro de los transportistas. La polémica iniciativa apenas duro 15 horas, puesto que, lejos de calmar la situación, encendió aún más las protestas, que se propagaron a otros sectores.

Los manifestantes exigieron la dimisión de Castillo, mientras que la oposición tachó las medidas de "arbitrarias y desproporcionadas". Las protestas de la última semana por la subida de los precios tanto de los combustibles como de los alimentos se han saldado con cuatro muertos, ninguno de ellos por enfrentamientos con las fuerzas del orden. En respuesta, el Gobierno eliminó temporalmente un impuesto que aumenta los precios de la gasolina y el gasóleo entre un 28 y un 30 por ciento.

Desaceleración a la vista

Tanto la Cepal como el FMI prevén que el crecimiento se desacelere hasta el 3% este año, a medida que las condiciones externas se tornen más restrictivas y que se retiren las políticas de estímulo. Los principales factores de riesgo que pueden poner en peligro esta previsión están relacionados con la evolución de la pandemia, la posibilidad de un encarecimiento drástico de las condiciones financieras mundiales, la persistencia de las disrupciones en las cadenas de abastecimiento, las tensiones geopolíticas, muy relacionadas con el conflicto de Ucrania, y la desaceleración más intensa de lo esperado del crecimiento en China, el principal socio comercial del Perú. La continua incertidumbre política podría incidir negativamente en la inversión privada y provocar más volatilidad en el mercado financiero.

Problemas estructurales

La debilidad de los gobiernos de los últimos años ha impedido impulsar las reformas estructurales necesarias para diseñar una nueva matriz económica y productiva, más moderna y capaz de reducir los déficits sociales y materiales. El estancamiento de la acumulación de capital físico, así como de la productividad y la competitividad, están todos ellos muy relacionados con la elevada informalidad de la economía (un 70%, la mayor de toda la región) y con los deficientes sistemas sanitario y educativo. Gran parte de los avances que se lograron en términos de reducción de la pobreza durante el boom de las materias primas se han ralentizado. Persisten todavía grandes brechas sociales –la desigualdad étnica, entre regiones y entre ciudadanos–, que provocan un aumento de las demandas, frustración y descontento. Este ambiente explicaría los estallidos de violencia y protestas que periódicamente se suceden en el país.

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