El perfil de las mujeres emprendedoras en España

En el proceso de desarrollo económico y tecnológico experimentado por nuestras sociedades en la Era Contemporánea, el peso de la aportación de las mujeres ha sido claro y decisivo? pero pocas veces (casi nunca hasta las últimas décadas) se ha visto recompensado por puestos de visibilidad e influencia en el mundo de la empresa. A día de hoy, esto está cambiando, finalmente, pero es necesario valorar -con datos en la mano- a qué velocidad está teniendo lugar dicho cambio y cuál es la situación actual.   Afortunadamente, contamos con varios estudios e informes, elaborados en el seno del sector empresarial español, para dar respuesta a esa necesidad de información sobre las mujeres emprendedoras.

Completando el perfil de la emprendedora española

  En breve se cumplirá un año desde la presentación del estudio ´La Mujer Emprendedora en Iberoamérica: de la Universidad a la Empresa´ durante el evento de emprendimiento universitario iberoamericano ´RedEmprendia Spin2014´.

Entre otros datos, dicho documento venía a recopilar y analizar las características del emprendimiento femenino en España, Portugal y los países iberoamericanos.   En lo que respecta a las mujeres emprendedoras españolas, el estudio mostraba un perfil medio ciertamente prometedor: jóvenes (casi el 50% tiene una edad comprendida entre los 18 y los 24 años) y bien formadas (más de la mitad cuenta con formación profesional o superior).

Los datos arrojan también, sin embargo, un rasgo negativo aún más preponderante: el 79% de las emprendedoras participantes en el estudio reconocen no haber intentado nunca internacionalizar sus productos y/o servicios. El estudio atribuye esta circunstancia a factores diversos como una mayor aversión al riesgo, menor disponibilidad de capital, influencia de los sectores en los que operan y la menor dimensión de sus negocios.  

Otro estudio, publicado unos meses más tarde por la compañía Amway (en colaboración con la Universidad Técnica de Múnich y el Instituto GFK de Nuremberg), analizaba la opinión de las mujeres españolas acerca del emprendimiento. Las conclusiones que arrojaba eran las siguientes:  

• El 64% de las españolas confiaba en el autoempleo en 2014, un 4% más que el año anterior. El dato se encuentra por debajo de la media femenina europea (72%) y mundial (74%), pero muestra ya un empate técnico con los varones españoles (el 65% en su caso).
• La mayor diferencia entre sexos corresponde al potencial emprendedor: sólo el 29% de las españolas dice verse construyendo su propio negocio (un 5% más que en 2013), frente al 42% entre los hombres. En este caso, la media femenina es del 32% en el caso de Europa y del 37% a nivel mundial, de nuevo por encima del dato español.
• Las mujeres con hijos se ven creando su propio negocio en un mayor porcentaje (48%) que las mujeres sin cargas familiares (36%).
• Las principales razones para que una mujer española se lance a emprender son el hecho de poder ser su propia jefa (42%, el 51 % en el caso de las encuestadas más jóvenes), el sentimiento de autorrealización (29%) y posibilidad de retornar al mercado laboral (20%). La conciliación laboral, por contra, no aparece hasta el 4º puesto.

Finalmente, un tercer estudio llevado a cabo por Hiscox a finales del año pasado entre más de 3.500 empresarios y empresarias de Europa Occidental, arrojaba un último dato de gran relevancia: casi la mitad (el 49%) de las empresas creadas desde el inicio de la crisis económica en España han sido creadas por mujeres emprendedoras. La mayoría de éstas, además, contaban con una edad por debajo de los 40 años.  

Una reflexión sobre mujeres emprendedoras

Kerry Healy, primera mujer en presidir el prestigioso Babson College, realizó la siguiente reflexión durante el citado evento RedEmprendia Spin2014:   "Una sociedad exitosa utiliza todo su talento disponible, y los líderes latinoamericanos deben tomar un papel activo en la promoción y celebración de las contribuciones que las mujeres ya están haciendo, y harán en el futuro, para asegurar tanto un crecimiento económico positivo como el desarrollo social (...) A veces las mujeres tenemos estándares demasiado altos, queremos ser perfectas y no pensamos en cómo aceptar el fracaso y aprender de él."