04 ene 2018

Cinco riesgos latentes de la economía global en 2018

La economía mundial ha entrado en 2018 más fuerte que los pronósticos inversores. Sin embargo, cinco grandes amenazas se ciernen sobre su coyuntura.

 

Viento en popa

La actividad en la economía internacional ha logrado un vigor sin parangón desde la crisis de 2008. Todas las grandes potencias industrializadas, sin excepción, el núcleo duro de los grandes mercados emergentes y la mayor parte de las naciones en desarrollo han puesto rumbo y velocidad de crucero en su economía. Pero no sólo es una cuestión de ritmo. También ha desaparecido, casi de sopetón, el fantasma de la deflación. Hasta el punto, que los principales bancos centrales han activado sus políticas ortodoxas y ya admiten subidas de tipos de interés en la economía para contener las presiones inflacionistas a medio plazo. Mientras, Japón abandona poco a poco, su condición de enfermo económico mundial, después de que la zona monetaria europea soltara ese mismo lastre hace sólo unos meses, y China se aferra a su nuevo patrón de prosperidad, basado ahora en la economía digital, el consumo privado, la inversión empresarial y el crédito financiero a dosis programadas. Hasta la economía brasileña ha salido de su ostracismo del último lustro. Sin embargo, las predicciones, por encima de los augurios de economistas e inversores, podrían no ser tan halagüeñas. Al menos cinco grandes riesgos permanecen en el horizonte del ejercicio económico recién inaugurado.

1.- Política monetaria estadounidense

El sucesor de Janet Yellen tiene ante sí, desde finales del próximo mes de febrero, en el que ocupará la presidencia de la Reserva Federal, la difícil misión de adecuar los tipos de interés americanos al ciclo de negocios de la economía. Un desafío nada baladí, porque la voluminosa rebaja fiscal de Donald Trump, ya en vigor, podría llevar la deuda y el desequilibrio presupuestario de la primera economía global hasta límites difícilmente gestionables. Además de añadir tensiones en los precios por el mayor poder adquisitivo en manos de los consumidores estadounidenses. Y el consumo representa dos terceras partes del crecimiento del país. Yellen ya emprendió la política de encarecimiento del precio del dinero, pero Jerome Powell tendrá que vigilar que, en esta trayectoria ascendente, la tasa de desempleo y el ritmo de crecimiento del PIB no decaiga. Hay que cuidar la economía. En caso de que alguno de estos tres parámetros -inflación, paro o PIB- no logre cumplir con las expectativas del mercado, el valor de los activos empresariales caerá por debajo de la tasa de rentabilidad establecida por la mayor parte de las carteras de inversión; hasta ahora, calculadas con tipos bajos.

2.- China, menor crecimiento con más endeudamiento

La segunda economía mundial crece a un ritmo menor que en los lustros precedentes, pero con una acumulación de sus obligaciones de deuda cada vez más voluminosa. En gran parte, debido a las altas tasas de endeudamiento de sus empresas y bancos estatales. El cambio del patrón de crecimiento del país le ha dirigido súbitamente a los problemas coyunturales de las potencias industrializadas. De repente, China pierde vigor -aunque crece a cotas superiores a las predicciones del mercado en su cambio de paradigma- y sus sectores privado y financiero deben abordar problemas de deuda en la economía tras un par de decenios saliendo de compras en los mercados internacionales en busca de materias primas de países emergentes y de empresas de naciones avanzadas en situaciones de crisis de financiación. Liu He, asesor económico del presidente Xi Jinping y arquitecto de este viaje hacia la modernidad podría ocuparse del banco central y, desde allí, manejar una política monetaria que incluya una nueva gestión del tipo de cambio del rinminbi, hasta ahora, bajo control férreo del régimen de Pekín.

3.- Tensiones geopolíticas

Euroasia Group acaba de desvelar, como cada mes de enero, su lista de asuntos candentes en el ámbito estratégico. Y no es nada optimista. De hecho, sus expertos hablan de que este año aparece el escenario con mayores riesgos desde 1998. En gran medida, por los efectos del América, first de Trump que, en esencia, ha modificado el orden global, según la consultora. Hasta el punto de que China, con su tránsito hacia una economía digital se erige en la potencia hegemónica mundial, desde donde impondrá reglas drásticas y autoritarias en la llamada Cuarta Revolución Industrial. Por ejemplo, en materia de privacidad de datos China está fijando los estándares internacionales con menor resistencia que nunca, dice esta firma de análisis geoestratégico. Su único interés es asumir sin paliativos el liderazgo económico y tecnológico. Cueste lo que cueste. Un objetivo que agrava el riesgo de ciberataques. Porque el régimen de Pekín es, junto a Corea del Norte, Siria y Rusia, los cuatro cisnes negros de 2018 para los analistas de seguridad en la Red. También aparecen inestabilidades geopolíticas en México si finalmente se rompe el Nafta americano y se eleva el muro fronterizo con EEUU. Y en Irán y Arabia Saudí, los dos rivales en la convulsa zona de Oriente Próximo, que podrían atisbarse dentro de sus propias fronteras o en sus inmediaciones, en especial, en Yemen y Líbano.

4.- Carrera por la competitividad fiscal

La rebaja al 21% de la imposición sobre las empresas en EEUU ha movilizado a sus rivales industrializados y a sus contrincantes del mundo emergente. De hecho, los ministros de Hacienda del euro mandaron una carta oficial a la Casa Blanca en la que alertaban del dumping fiscal de EEUU. Y es que la presión tributaria combinada sobre el sector privado -que incluye los gravámenes federales y estatales- es significativamente más baja en la mayor economía del mundo que en el resto de las economías del G-7, de acuerdo con la consultora Krishna Guha at Evercore, cuyos expertos predicen una política fiscal expansiva por todo el planeta como consecuencia de la maniobra impositiva de Trump.

5.- Petróleo al alza si surge un conflicto bélico en Oriente Próximo

Palabra de Nomura. El banco de inversión asegura que el precio del barril de crudo rebasará los 80 dólares inmediatamente después de que se desencadene cualquier altercado bélico de cierto calibre en esta zona. Y esa posibilidad es una de las diez más factibles para este año. Hasta ahora, han sido focos de baja intensidad?, pero en este 2018, el riesgo financiero por esta cuestión se ha intensificado. Entre otras razones, porque el conflicto del Yemen, donde mejor se ha observado la correlación de fuerzas entre Arabia Saudí e Irán, ha superado ya los 600.000 muertos, y cualquier armisticio o, sencillamente, acuerdo de alto el fuego es, ahora mismo, una entelequia. De superar la barrera de los 80 dólares, el oro negro dejaría varios ganadores y perdedores. Entre los primeros -afirma el banco de inversión- figurarían países como Rusia, Colombia, Malasia y Brasil. Frente a China, India, Indonesia, Tailandia, Sudáfrica y Turquía. Nomura también cita a Siria, Líbano y Palestina, tras el giro en la política estadounidense, que ha decidido reconocer a Jerusalén como capital de Israel, serían, de nuevo, focos activos de conflicto. Una nueva reedición de la Intifada y actos terroristas de Hezbolá en Líbano, patrocinados desde Teherán, con un Irán en revuelta social, serían señales premonitorias.

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