29 ago 2019
Los candidatos demócratas señalan la tensión geopolítica como el gran riesgo de EEUU
Alternativas diplomáticas poco comprensibles
Los candidatos demócratas han elegido la política exterior como punta de lanza de sus debates hacia la presidencia. En un reciente artículo en Vox, Alex Ward desglosa los puntos débiles y fuertes de la acción diplomática de la Administración Trump. Bajo la perspectiva de EEUU. Es decir, en función de los asuntos que podrían dar o no réditos a los aspirantes demócratas. En el capítulo de aciertos, menciona que Corea del Norte no haya llegado a probar su bomba nuclear ni ningún misil balístico desde 2017, la expulsión del ISIS, que los fondos presupuestarios en Defensa estén en niveles récord o que México y Canadá hayan revisado el NAFTA e incorporado medidas de protección laborales. Mientras que en el orden de deméritos cita expresamente las guerras comerciales abiertas por la Casa Blanca y, en especial, el combate económico contra China, como una línea argumental que los aspirantes demócratas debería explorar y usar porque tiene ?más opciones de éxito que de rechazo social?. Aun así, desde este medio on line de perfil progresista, se advierte, sin embargo, de que sólo Warren y Sanders, entre los candidatos del partido, ?han presentado un compendio de asuntos de política exterior comprensibles?. Con visiones exteriores en las que se identifica los riesgos contra la democracia, la prosperidad económica y las latitudes de especial candencia como Corea del Norte, el conflicto de Oriente Próximo o el avance de China y Rusia. El resto -aducen en este análisis- adolecen de un relato con contextos y objetivos idóneos. The Washington Post acaba de recopilar la visión de cada candidato demócrata en esta materia. Para su valoración se ayudan de dos ex altos cargos de la Administración Obama que ahora son directivos de National Security Action, think tank especializado en diplomacia estadounidense, Ben Rhodes y Jake Sullivan. Ambos explicaban en una conferencia en Washington que, desde el punto de vista progresista, ?la política exterior de Trump representa un estado de emergencia permanente para el país?, aunque matizaba que los aspirantes demócratas ?necesitan tener una coordinación más adecuada entre ellos para trasladar a la opinión pública su desacuerdo con las decisiones que Trump está tomando? fuera de las fronteras del país. Es una prueba hercúlea -dicen- porque los planteamientos del partido están bien perfilados, y el flanco más izquierdista logra diagnósticos más precisos sobre el grado de exposición que la diplomacia de Trump está generando en contra de la seguridad nacional, desmarcándose de la visión más centrista que ha caracterizado a la formación en las últimas décadas. Pero no son capaces de revelar una opción alternativa al incremento de la capacidad militar y la focalización en las amenazas externas que presentan las posiciones conservadoras de los republicanos. A su juicio, esta solución pasa por definir que la acción exterior progresista es mejor y más efectiva y por vender una visión positiva del papel que EEUU debe jugar en el mundo a los votantes, de aquí al próximo año. ?Hacer del combate contra el cambio climático el eje central de su diplomacia es una gran idea?, enfatiza Rhodes, que aconseja acuñar el lema de ?salvar el planeta? como piedra filosofal. Al igual que la promoción de la democracia como fórmula para erradicar la lacra de la corrupción, frente a la connivencia de Trump con regímenes autoritarios como el de Corea del Norte o Arabia Saudí. O el reforzamiento de las alianzas con los aliados europeos y de la OTAN frente a las ínfulas rusas o chinas para ganar peso internacional, una reconstrucción de EEUU con nuevas infraestructuras e inversiones en innovación y estrategias específicas hacia China, Corea del Norte, Irán o Rusia. Justo los talones de Aquiles de la acción exterior de la Administración Trump. En los debates presidenciales, la política internacional siempre ha tenido un protagonismo más bien testimonial. Aunque sus asuntos han sido determinantes a la hora de decidir el voto de los estadounidenses. En 2000, los temas de discusión giraron en torno a China y el comercio. En los comicios de 2004, en el terrorismo islamista e Irak, en 2008, en torno a Irán, Irak, China, Cuba y las redes de financiación de los movimientos terroristas, en 2012, en Afganistán, por la decisión de Obama de acabar con el contingente militar en este país, y en 2016, en los de los dos debates anteriores, además de Corea del Norte, Rusia y Siria. C. K. Hickey lo plasma en un reportaje en Foreign Policy. A partir del número de interlocuciones a los aspirantes. Quentin Kidd, analista de política exterior en la Universidad Christopher Newport de Virginia afirma que estas cuestiones resultan más del agrado de los aspirantes republicanos. ?Se sienten más cómodos trasladando sus críticas sobre el orden global, una constante desde los ataques del 11-S y las guerras contra Afganistán e Irak?. Aunque fuera de conflictos concretos ?suelen focalizar su dialéctica sobre la ayuda al desarrollo, la falta de eficiencia de instituciones como la ONU o el comercio?. Aspectos que ?ni siquiera logran una mínima repercusión en los debates entre aspirantes demócratas en su campaña de primarias?. En 2016, con Trump como aspirante, los temas preferenciales de los republicanos salieron a relucir tres veces más que los que planteó Hillary Clinton. A pesar de que venía de ser secretaria de Estado. Si quieres seguir leyendo noticias relacionadas, haz clic aquí.Te podría interesar
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