Incentivos

El segundo pilar de la estrategia climática de Cesce se enfoca en maximizar el apoyo a proyectos que aceleran la transición hacia una economía baja en carbono. Para ello, Cesce lanzó en 2022 las Pólizas Verdes, que incluían una revisión de productos existentes, ofreciendo flexibilidades adicionales a proyectos verdes, así como un nuevo producto diseñado exclusivamente para dar cobertura a proyectos de inversión climática. El lanzamiento de las Pólizas Verdes supuso un hito que, junto con la aplicación de la política de restricciones, está impulsando una profunda transformación de nuestra cartera. 
Criterios de elegibilidad
Flexibilidades adicionales
Productos específicos
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Producción de energías renovables
Incentivar las energías renovables es una de las piedras angulares de la estrategia climática de Cesce ya que esta tipología de proyectos reduce directamente la dependencia de los países y la industria de los combustibles fósiles y reduce significativamente las emisiones ligadas al sector energético. 
 
  • Energía eólica
  • Energía solar
  • Energía hidroeléctrica
  • Energía geotérmica
  • Energía mareomotriz y del mar
  • Energía de las olas 
  • Energía osmótica
  • Energía térmica oceánica
  • Bioenergía (a partir de residuos)
  • Eficiencia energética en proyectos de energías renovables
  • Suministro o instalaciones de energía renovable off-grid
  • Proyectos de alumbrado verde
  • Producción de energía a partir de hidrógeno limpio. 
Proyectos de aguas
Se trata de proyectos dirigidos al abastecimiento de agua potable para municipios, hogares y pequeñas empresas (depuración, desalinización y red de distribución) y la recogida y tratamiento de aguas residuales (domésticas e industriales), incluidos los procesos de reutilización o reciclado del agua y tratamiento de los lodos.
Proyectos de mitigación del cambio climático
Los proyectos de mitigación resultan esenciales para afrontar el cambio climático ya que abordan directamente el origen del mismo: las emisiones de gases de efecto invernadero. Se trata de proyectos que incorporan  tecnologías que mitigan las consecuencias del cambio climático, con el objetivo de evitar que se conviertan en catastróficas, o contribuyen a la descarbonización de determinados sectores, diferentes a la producción de energía o el de aguas, reduciendo así el impacto de los mismos. Este tipo de proyectos se enmarca en los siguientes sectores:
 
  • Transporte de cero y bajas emisiones
  • Eficiencia energética 
  • Captura, transporte, utilización y almacenamiento de carbono
  • Transmisión, distribución y almacenamiento de energía
  • Producción de hidrógeno y amoniaco limpio
  • Industria manufacturera de bajas emisiones
  • Minerales críticos.
Proyectos de adaptación al cambio climático
La adecuación a nuevas condiciones climáticas, actuales o futuras, surgidas como consecuencia del cambio climático desempeña un papel fundamental a la hora de garantizar la viabilidad económica, la capacidad de operación, la seguridad personal y la resiliencia a medio y largo plazo de los proyectos y de la comunidad. 

En este caso, para poder beneficiarse de las ventajas adicionales otorgadas a los proyectos verdes, se requerirá la presentación de un análisis, elaborado por un tercero independiente, que acredite la proporción del proyecto cuyo principal objetivo es la adaptación al cambio climático, identifique claramente la vulnerabilidad climática a tratar, así como las acciones de adaptación específicas que abordan dicha vulnerabilidad. 
Proyectos que cumplen con la taxonomía de la UE
Para cumplir con los ambiciosos objetivos climáticos y energéticos del Pacto Verde Europeo para 2030 y alcanzar la neutralidad climática en 2050, la Unión Europea considera fundamental dirigir las inversiones hacia proyectos y actividades sostenibles. Para lograrlo, es necesario un lenguaje común y una definición clara, basada en la ciencia, de lo que puede ser considerado como "sostenible". 

En este contexto, nace la Taxonomía de la Unión Europea. Este sistema de clasificación establece  una lista de actividades económicas ambientalmente sostenibles, basándose en su contribución sustancial a uno de los seis objetivos clave: mitigación del cambio climático, adaptación al cambio climático, protección de recursos hídricos, economía circular, control de la contaminación y protección de la biodiversidad). Además, estas actividades no deben causar un daño significativo a ninguno de los otros objetivos ambientales. 

La Taxonomía presenta una perspectiva amplia e innovadora, integrando no solo sectores productivos tradicionalmente considerados “verdes”, sino también sectores productivos clave que están en proceso de transición hacia la descarbonización, y que típicamente no se han considerado como tal. Así, la Taxonomía establece criterios técnicos para proyectos enmarcados en los sectores como la silvicultura, la protección y restauración del medio ambiente, la fabricación, la energía, el suministro de agua, el alcantarillado, la gestión de residuos y remediación, el transporte, la construcción y actividades inmobiliarias, las tecnologías de información y comunicación y las actividades profesionales, científicas y técnicas.

En línea con los objetivos climáticos de la Unión Europea, Cesce otorga la condición de verde a proyectos que cumplan con los criterios técnicos establecidos en la Taxonomía, debiendo acreditar un tercero independiente el cumplimiento de los mismos.

La Taxonomía es un documento dinámico y en constante revisión, lo que significa que los criterios técnicos y los sectores incluidos pueden ser actualizados en el futuro para adaptarse a los avances tecnológicos y a las nuevas metas climáticas. 
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