06 oct 2016

Cómo evitar los riesgos de la banca online

La banca online tiene muchas ventajas para las empresas, ya que permite realizar directamente transacciones financieras y llevar a cabo operaciones para las que antes el director financiero de la compañía debía desplazarse hasta la oficina bancaria correspondiente. Pero, como contrapartida, también tiene sus riesgos. Octubre es el mes de la ciberseguridad en la Unión Europea, por lo que organismos e instituciones se han apresurado a dar algunos consejos sobre cómo utilizar correctamente el ordenador personal o el teléfono móvil para no caer en las garras de los ciberdelincuentes. Si se siguen correctamente, estas recomendaciones pueden evitar más de un susto al departamento financiero de cualquier empresa. Veamos, por lo tanto, cómo evitar los riesgos de la banca online.  

Controlar todos los dispositivos. 

La primera premisa para realizar cualquier tipo de operación o transacción financiera online es utilizar los ordenadores o teléfonos móviles propios de la empresa o, en su defecto, los acreditados y certificados expresamente por ella. Es verdad que los viajes y desplazamientos continuos obligan, en ocasiones, a algunos ejecutivos del departamento financiero a conectarse y llevar a cabo operaciones bancarias o transacciones con aparatos ajenos a su compañía, pero en cualquier caso éstas deben limitarse al máximo.  

Conectarse a redes seguras.

El segundo postulado para evitar los riesgos de la banca online es conectarse a redes seguras. Los ciberdelincuentes, que siempre están siguiendo cualquier rastro, son capaces de detectar las claves de seguridad en un equipo informático ajeno a la empresa. Por eso, como hemos indicado, hay que evitar en la medida de lo posible realizar transacciones o cualquier otra operación delicada con dispositivos desconocidos. Pero, sobre todo, los amigos de lo ajeno suelen encontrar su particular maná en el rastro que dejan las redes poco seguras a las que cualquiera puede conectarse fuera de su oficina y en las que, de vez en cuando, se deja información y datos extremadamente delicados como, por ejemplo, unas claves de seguridad o el número de la tarjeta de crédito.  

Una defensa bien organizada.

No hay que esperar a tener el primer susto. Cualquier empresa, sea grande o pequeña, debe controlar exhaustivamente todos los componentes de sus equipos informáticos, pero especialmente los utilizados por el departamento financiero y contable. La primera medida consiste en la instalación de los antivirus y sistemas de seguridad necesarios, que protejan todas las operaciones y transacciones que se realizan habitualmente, y que eviten la entrada de malware o la proliferación de cualquier virus informático. Esto no solo impedirá la entrada de intrusos en el sistema, sino también el robo o la destrucción de información. Por supuesto, es también fundamental la continua actualización de estos antivirus, pero también del sistema operativo y del conjunto de las aplicaciones informáticas que habitualmente utilice la empresa.  

Contraseñas adecuadas.

En ocasiones elegimos contraseñas sencillas o demasiado obvias para acordarnos de ellas, algo que supone un grave error que puede dar al traste con la efectividad de todos los sistemas de seguridad de una empresa. Para crear una buena contraseña, los expertos recomiendan utilizar tanto letras como números, mayúsculas y minúsculas, etc. Es preferible dedicar un rato a crearla y memorizarla, ya que esta pequeña acción multiplicará el grado de seguridad de cualquier operación que realicemos, tanto dentro como fuera de la empresa. Y, sobre todo, hay que evitar utilizar la misma contraseña en todos los aparatos y aplicaciones con los que interactuamos habitualmente, algo que facilitaría notablemente el trabajo de los ciberdelincuentes.  

Cerrar y desconectarse.

Las prisas provocan que muchas veces se dejen las aplicaciones conectadas, una vez realizada la transacción, consulta o cualquier otro tipo de operación bancaria. Craso error, que puede facilitar también la labor de cualquier hacker atento, que se encontraría entonces la puerta de entrada abierta a cualquier intento de manipulación. Para que esto no ocurra, es imprescindible salir siempre de la aplicación o cerrar el programa correspondiente cuando haya finalizado la operación correspondiente.

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