08 ene 2025
Las grandes tendencias económicas de 2025
El año que comienza ofrece un mix de riesgos y oportunidades, con una economía estabilizada en torno al 2,8% y las empresas obligadas a revisar sus planes estratégicos.
Diego Herranz - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
Las expectativas económicas para 2025 son inciertas. Quizás más que al inicio de cualquier otro ejercicio reciente, a juzgar por las tendencias que Economist Intelligence Unit (EIU) desvela a los directivos de compañías, nacionales, pero, sobre todo, con vocación exterior. La inflación global se situaría, en el ecuador del año, en el 2%, lo que permitiría a los bancos centrales continuar la senda bajista de tipos de interés y facilitaría la concesión de créditos y, en consecuencia, subidas en las inversiones de las firmas. EEUU dirigirá el dinamismo económico internacional con Europa emitiendo señales contradictorias en su despegue y China navegando por aguas turbulentas. Un panorama que obligará a los responsables corporativos a adaptar sus estrategias a la coyuntura de cada región en la que tienen intereses empresariales.
Otro aspecto de incertidumbre es la evolución que tomará la presión fiscal en EEUU y la UE, así como las prioridades que marcarán sus autoridades económicas para aplicar mayores dosis de austeridad, motivos más que suficientes para que el sector privado planifique posibles repuntes impositivos y costes financieros. Al menos, como factor preventivo. De igual modo, las ratios de solvencia, especialmente en el comercio minorista y la energía, invita a tener en cuenta riesgos de gestión adicionales y mecanismos de control sobre los flujos de caja. Además, surge un quinto elemento en la ecuación: el repunte del proteccionismo, que podría retraer el comercio mundial y volver a crear disrupciones en las cadenas de valor, con la pertinente valoración de estos retos con sus renovados riesgos.
La inflación, después de casi un trienio de espirales continuadas, abre las puertas a un repunte de las expectativas de inversión. EEUU pasará de un alza del PIB del 1,9% al 2,6% entre 2025 y 2026, frente al 1,3 para todo el bienio en Europa, donde los distintos sectores de actividad van a tener que realizar “esfuerzos adicionales” para ganar competitividad y adecuarse a una etapa de mayor ajuste presupuestario que su socio transatlántico. La morosidad corporativa, que en 2024, podría haber superado el 11%, aumentaría otro 2% en 2025; en gran medida, por cambios en el comportamiento de los consumidores. En este caso, la preocupación se traslada en mayor medida a EEUU, que suscribió tres primeros trimestres de 2024 con insolvencias récord del 28% en términos interanuales.
Los expertos del EIU también alertan de una amenaza latente de las exportaciones americanas de nada menos que 67.000 millones de dólares por las subidas arancelarias del 60% a productos chinos y del 10% a los del resto del planeta que prevé la nueva Administración Trump, porción que restaría un 0,6% al PIB y 2,4 puntos al comercio globales y que mermaría el poder productivo de las compañías, bajo un “panorama de circunstancias cambiantes”.
Las claves -alertan sus expertos- vuelve a ser “la resiliencia activa” de los negocios y “la habilidad de transformar las estrategias corporativas”, que resumen en un decálogo de precisión.
1.-La inflación más baja, espoleará el consumo y las perspectivas de gasto de los hogares.
2.- El gasto en tecnología (IT) de las empresas aumentará hasta alcanzar los 3,6 billones de dólares -un volumen similar al tamaño del PIB británico, sexto global-, sobre todo en proyectos vinculados a la Inteligencia Artificial (IA). Cerca del 30% de las multinacionales estadounidenses invertirán, al menos, 10 millones de dólares de forma individual, en IA, más de un 16% por encima de sus desembolsos en 2024.
3.- Las presiones demográficas y el envejecimiento de la población -con un 12% de más de 65 años, requerirá aumentos en los gastos sanitarios, que hasta ahora solo alcanzan el 10% del PIB mundial.
4.- Aceleración de las agendas verdes. La electricidad renovable resurge, aunque la de origen fósil aún suministra más de cuatro quintas partes de las necesidades energéticas.
5.- Los vehículos eléctricos son ya los modelos estelares de las marcas automovilísticas. Sin embargo, y a pesar de los incrementos de ventas trimestre a trimestre en el último bienio en todo el planeta, las opciones de que detenga su trayectoria mercantil ante las preferencias de los potenciales vendedores por prototipos no enchufables pueden llegar a retraer decisiones de compra por parte de los consumidores.
6.- Las líneas aéreas podrían también ralentizar sus planes de recorte de emisiones y sus objetivos de neutralidad energética en un periodo en el que se disparará la adquisición de nuevos aviones y los vuelos internacionales superarán los 1.600 millones, escenario que se combina con una tasa de polución -emisiones de gases de efecto invernadero- por la acción del turismo mundial y que implica una acumulación en el sector del 8% del CO2 que se traslada a la atmósfera.
7.- Tensión en los mercados inmobiliarios, con movimientos reguladores y bajo una alta acumulación de créditos maduros de 2,1 billones de dólares, cifra próxima al PIB italiano. Los precios siguen anormalmente altos, si bien es China y su incierto ajuste sectorial la economía que presenta mayores riesgos de colapso de su industria residencial.
8.- Las políticas de sostenibilidad impulsarán el precio de las materias primas metálicas en un 7,5%, bajo una demanda creciente en múltiples bienes y servicios, desde los cables hasta las baterías de coches, con el cobre y el acero como estandartes de los suministros clásico y las tierras raras en una desaforada búsqueda de productores.
9.- Los avances medioambientales contra el cambio climático estimularán los gastos en infraestructuras en todo el planeta. La inversión bruta de capital fijo se incrementará en casi 28 billones de dólares, una cuarta parte del PIB mundial y cantidad similar al PIB de EEUU.
10.- La flota mercante debe también navegar -afirma el informe del EIU- por los océanos verdes de la transición energética porque el 40% de sus expulsiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera está siendo adquiridas por el sistema de comercio de CO2 de la UE.
El informe de EIU afirma que sus datos predictivos se han recabado de la contabilidad nacional de 60 naciones que acaparan más del 95% del PIB global.
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