19 mar 2023

Temblores en el sistema financiero global

La caída de dos entidades regionales en Estados Unidos y la precipitada adquisición de Credit Suisse por parte de UBS ante las dudas acerca de su solvencia en Europa, han hecho revivir los fantasmas de la crisis financiera global quince años después de la caída de Lehman Brothers.

Sin embargo, la situación difiere mucho de la que se vivió entonces. En esta ocasión no existe riesgo de que se produzca una crisis sistémica como sí ocurrió entonces ya que se trata de casos aislados. No cabe duda que las agresivas subidas de los tipos de interés que han llevado a cabo los bancos centrales de las principales economías están sometiendo a un estrés elevado al conjunto del sistema bancario. Sin embargo, los problemas de estos bancos en concreto se originaron por otros motivos y se han visto agravados por el cambio de tono de la política monetaria. El SVB, por ejemplo, contaba con una elevada exposición al sector tecnológico, lo que sumado a una estrategia de inversión centrada en la adquisición de bonos del tesoro, activos que se han depreciado a medida que los tipos subían, y una fallida ampliación de capital, hicieron dudar sobre la solvencia de la entidad y provocaron una estampida bancaria. La crisis de Credit Suisse, en cambio, viene de lejos. El banco suizo encadenaba dos años consecutivos de pérdidas multimillonarias e importantes problemas internos que le habían obligado a anunciar una restructuración de plantilla con más de 9.000 despidos. Sin embargo, el nerviosismo se ha apoderado de los mercados financieros. A un lado y otro del charco, las autoridades están tomando medidas para evitar una crisis sistémica. En el caso estadounidense van a respaldar todos los depósitos y en el suizo se puso a disposición del banco una línea de 50.000 millones de francos suizos para reforzar su liquidez.

Reacción de las autoridades monetarias

La quiebra de estas entidades se ha producido en un momento clave para la estrategia de los bancos centrales. Los organismos tienen que decidir si continúan elevando los tipos para seguir la lucha contra la inflación que se encuentra aún muy lejos de sus objetivos, o bien frenan las subidas de tipos para evitar generar más turbulencias en el sistema financiero. El Banco Central Europeo ha sido el primero en enfrentarse a esta decisión en su última reunión el pasado 16 de marzo. La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, había avanzado a comienzos de febrero que subiría los tipos de interés en medio punto, hasta el 3,5% y, finalmente ha cumplido su palabra. Sin embargo, en lugar de anunciar sus próximos movimientos, el organismo ha decidido no atarse de manos y  ha dejado en el aire su decisión de cara al futuro en función de cómo evolucione la situación. El próximo en enfrentarse a la disyuntiva será el presidente de la Fed, Jerome Powell, que, antes de la caída de los bancos aseguró que estaba dispuesto a hacer todo lo que fuese necesario para aplacar la inflación. Sin duda, la quiebra de las entidades obliga a la institución a replantearse su estrategia. El consenso apunta a una subida de un cuarto de punto o incluso una paralización de las subidas en la reunión que se celebra el 21 y 22 de marzo. Los datos de inflación que se daban a conocer la semana pasada podrían permitir un respiro en la agresiva subida de tipos. En Estados Unidos, los precios bajaron cuatro décimas hasta situarse en el 6% en el mes de febrero, si bien aún están muy lejos del objetivo del 2% de la Reserva Federal.  

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