09 ago 2021

Cerrado por vacaciones: un descanso para la salud

Desconectar del trabajo no es un capricho, sino una necesidad para la salud física y mental de las personas. Especialmente para quienes han mantenido a flote a las pymes en un año tan complicado como el actual

Año difícil para el tejido empresarial español y, especialmente, para las pequeñas y medianas empresas, las que más han sufrido los vaivenes de la economía. En plena campaña de vacunación y con síntomas de mejoría en los datos económicos, ha llegado el momento de que -quienes puedan- se tomen un respiro en forma de vacaciones. Un descanso que, ahora más que nunca, es necesario para mantener la salud física y emocional tanto de los trabajadores como de los empresarios.

Pero, ¿sabemos desconectar? Los datos apuntan a que cada vez menos. Según el informe Estado del Mercado Laboral en España publicado por InfoJobs-ESADE, el 51% de la población activa española reconoce que sigue atendiendo a llamadas y correos electrónicos durante sus vacaciones. Los cargos directivos son los que más se conectan al trabajo en sus días de descanso (un 84%), seguidos de los mandos intermedios (68%) y de los empleados (45%).

En esta incapacidad de desconectar de la empresa han sido claves las nuevas tecnologías: móviles, ordenadores y tablets que nos acompañan allá donde vayamos y que han generado niveles de comportamiento adictivos a la conectividad digital. Dificultades para descansar bien, fatiga digital y, sobre todo, estrés, son las consecuencias más evidentes de la incapacidad para desconectar del trabajo. Según el informe ‘Covid-19 Global Impact’ de Cigna, entre 2019 y 2020 las personas que reconocen padecer de estrés crónico han pasado del 60% al 75% en España.

La dependencia provocada por la tecnología y la incertidumbre causada por la crisis económica han incrementado el nivel de estrés vacacional o ‘bajón veraniego’; es decir, la ansiedad de algunas personas provocada por su dificultad para olvidarse de sus obligaciones laborales en sus periodos de descanso. Un problema que se debe, sobre todo, a la frenada en seco de la actividad: mientras se trabaja, se generan unos niveles de cortisol y adrenalina muy elevados y, al comenzar las vacaciones, se produce tal descenso que nuestro sistema inmunitario lo nota.

Entre sus síntomas están todos aquellos vinculados con la ansiedad y el estrés, que van desde el cansancio, los problemas para conciliar el sueño, la falta de concentración, el bajo estado de ánimo, la irritabilidad e incluso la depresión.

Consejos para aprender a desconectar

Existen muchas formas para que las vacaciones sirvan realmente para descansar. Recogemos algunos:

  • Considerar las vacaciones como una inversión, un periodo de recuperación de energía necesario que tiene como propósito volver a nuestro cometido diario con más fuerza.
  • Resulta evidente, pero antes de irse de vacaciones es fundamental dejar todos los proyectos cerrados. En este sentido, es aconsejable posponer a septiembre aquellos proyectos que todavía estén en el aire, ya que los meses de verano no suelen ser los mejores para desarrollar nuevas ideas.
  • Pensar en las vacaciones como una necesidad de equipo y no solo individual. Es decir, el descanso es necesario para todas las personas que integran la empresa. Visto de otra forma, hay que ser conscientes de que, si un líder o empleado responde a emails o llamadas durante sus vacaciones, generará en el resto una necesidad de hacerlo.
  • También es importante saber delegar responsabilidades en otro miembro de la empresa durante las vacaciones. Además de permitir el descanso y la desconexión, aumentará la confianza entre los miembros del equipo. Por ejemplo, si el propietario de un negocio se marcha y deja como máximo responsable a uno de sus empleados durante su ausencia, éste se sentirá apreciado y una pieza clave y, por lo general, aumentará su compromiso con el proyecto.
  • Es importante aprender a celebrar los logros y no obsesionarse por los objetivos que no se han alcanzando todavía (proyectos, ventas, resultados económicos, etc.). De esta forma reduciremos el sentimiento de culpa o malestar por no estar dedicando nuestro tiempo a la empresa.
  • No siempre es posible, pero salir de nuestro entorno habitual (lugar de trabajo, domicilio habitual, etc.) y viajar a otros lugares aumenta la desconexión y el descanso de nuestro trabajo. Incluso en el hogar, siempre hay rincones, despachos, documentos o dispositivos que nos recuerdan constantemente nuestras obligaciones; saliendo de él ponemos distancia física y mental.
  • Aunque en el caso de los directivos o propietarios de pymes y empresas es más difícil, es recomendable dificultar lo máximo posible el acceso a las aplicaciones y dispositivos del trabajo. Por ejemplo, cerrando sesión en los programas de la empresa, dejando el ordenador en casa o borrando las aplicaciones de correo electrónico del móvil. Apagar el móvil durante unas horas al día o dejarlo en casa mientras se está de paseo, por ejemplo, ayuda a desconectar durante unas horas.
  • Para prever la respuesta a algún incendio o urgencia, es fundamental establecer un procedimiento muy concreto de contacto; es decir, marcar unas horas al día, un teléfono o email e interlocutores específicos para que puedan interrumpir el descanso para gestionar los problemas existentes.
  • Por último, aunque parezca obvio, es importante evitar hablar del trabajo con la familia o amigos durante las vacaciones.

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