04 sep 2019

Cómo dormir más para mejorar la productividad

Volver a la rutina después de las vacaciones suele afectar a hábitos de nuestra vida como el sueño. De hecho, ese regreso a la actividad cotidiana, tanto en el plano personal como en el profesional, suele generar un estrés que, si no se gestiona de un modo adecuado, puede tener un efecto muy relevante tanto en nuestra productividad como en nuestro estado de ánimo. Todo esto puede derivar en que experimentemos mayores dificultades para dormir, lo que, a su vez, termina por hacer disminuir algunas de nuestras facultades clave para el desempeño del trabajo, como la memoria, la atención, nuestra capacidad de comprensión o, incluso, nuestra rapidez a la hora de comunicarnos o de pensar. Si, encima, necesitamos en nuestra actividad profesional utilizar aspectos como la creatividad o la abstracción, no haber descansado lo suficiente tendrá un efecto devastador, que, a la larga, puede afectar seriamente a nuestra carrera. Sin embargo, es posible poner en marcha una serie de consejos que servirán no sólo para que conciliemos mejor el sueño sino para que, en paralelo, aumentemos nuestra productividad y seamos más eficientes en lo que hacemos:  

Lectura y reflexión

Mirar fijamente el móvil o estar frente al ordenador influye notablemente en la sensibilidad de nuestras pupilas, afectándoles luego a la hora de dormir. Por ello, lo más adecuado es invertir al menos la última media hora que estemos levantados en leer lo que sea, desde algún informe del trabajo a un libro que sirva para perfeccionar nuestras habilidades, centrándonos en entender cada punto y meditar sobre lo que significa.  

Concentrar nuestra memoria en una sola actividad

La sabiduría popular dice que contando ovejitas nos dormiremos antes, pero si en vez de centrarnos en eso nos dedicamos a poner a trabajar al cerebro en otras tareas nos puede servir encima para algo más. Por ejemplo, intentar recordar las citas o reuniones que tendremos al día siguiente o los nombres que se citan en el último documento que hemos consultado. Por la mañana, además de estar descansados comprobaremos que esa información se ha fijado mejor en nuestra cabeza.  

Estar seguros de dormir lo que debemos

La regla que dice que cada persona tiene que descansar ocho horas al día está muy lejos de ser cierta, ya que no todos tenemos el mismo consumo de energía ni tampoco el sueño es igual de reparador en unos casos que en otros. Lo más adecuado es usar el fin de semana, sin despertador, para conocer lo que necesitamos dormir para estar bien al día siguiente y luego aplicarlo en el resto de noches. Es posible que con estar en la cama seis horas nos encontremos en plenas facultades, pudiendo utilizar ese tiempo extra para otras actividades como el ejercicio, la lectura o el adelanto de tareas.  

Conócete a ti mismo

Prácticas como el yoga o el mindfulness contribuyen poderosamente a relajar la mente y, con ello, que luego podamos dormir mejor. Además, nos ayudan a controlar con más eficiencia los niveles de estrés así como a desarrollar mecanismos mentales para afrontar con éxito las situaciones de conflicto que se nos presenten. Plantéate que la vuelta del verano es un momento magnífico para iniciarte en cualquiera de estas disciplinas.  

Reorganiza tu descanso

El sueño monofásico (dormir únicamente varias horas de manera continuada a lo largo del día) no es el único modo de descansar sino que existen otros métodos que pueden complementarse mejor con nuestra realidad laboral:   El método Everyman apuesta por dormir en un bloque central de alrededor de 4 horas diarias que luego se combinan con dos o más siestas, lo que puede resultar óptimo si disponemos de tiempos muertos en nuestra actividad profesional. El ciclo Dymaxion, por su parte, defiende que cada seis horas el cuerpo humano se fatiga, por lo que conviene descansar entre 30 y 45 minutos antes de volver a retomar la actividad. El método Uberman se asienta en descansar sólo dos horas diarias en siestas de 20 a 30 minutos.   En cualquiera de estos sistemas, a pesar de que se obtienen más horas de actividad cada día, también es cierto que puede resultar muy complicado de combinarlos con los horarios de nuestra familia, por lo que, por regla general, se recomienda ponerlos en práctica sólo para picos puntuales de trabajo y por tiempo limitado. Además, su puesta en práctica requiere de la complicidad de nuestra empresa y de los trabajadores, ya que con frecuencia habrá que descansar en algún momento del horario laboral en la oficina.   Si quieres seguir leyendo noticias relacionadas, haz clic aquí.

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