Siempre se ha comentado que al esquivo Amancio Ortega, el dueño de Inditex y el hombre más rico de España, se le podía encontrar delante de cualquiera de sus miles de tiendas comprobando si el escaparate era lo que se buscaba desde el departamento de diseño. Ortega era y es consciente de que uno de los secretos que se esconden tras las cifras del imperio textil gallego es el cuidado de los escaparates. Y es que estamos ante
el verdadero imán que atrae a la clientela a las tiendas. Los maniquíes allí situados muestran un estilo de vida, una forma de vestir y de comportarse que, a menudo, cautiva a los viandantes.
Si se quiere sacar partido de redes sociales como Instagram, hay que pensar en ella como si se tratase de un escaparate tradicional. Ahora los consumidores no deambulan por la calle y se fijan en las prendas que están al otro lado del cristal, sino que utilizan sus dedos para desplazarse por el móvil o la
tablet. Pero la esencia es la misma. Estamos ante
la nueva forma de decidir la acción de compra. Por ese motivo, esta red es clave para ganarse a ese cliente, sobretodo en las nuevas generaciones, que ha dado el salto y piensa de forma diferente. Pero,
¿de qué consumidor hablamos? Pues de aquel que está siempre conectado y que se basa en las opiniones de sus contactos para dar el sí quiero o el no quiero a un producto o servicio. Estas personas utilizan Instagram para saber lo que ocurre, y por dónde van las tendencias.
Muchas de las grandes marcas y la mayoría de las pymes no están sabiendo utilizar esta herramienta fundamental ya en el presente. Y no digamos ya en el futuro: dentro de unos años nadie entrará a una tienda sin antes haber comprobado lo que se dice de ella en redes sociales, y lo que se ha podido ver en aplicaciones de imágenes como Instagram. ¿Exagerado? Pues basta con echar un vistazo a cualquier joven menor de 30 años para darse cuenta de que
todo está cambiando. A estas personas se las conoce como
millennials. Quizá ahora algunos no les consideren como claves pero serán los clientes que generarán los ingresos de casi todas las empresas dentro de muy poco. A estos usuarios les encanta Instagram y las compañías deben estar presentes en esta herramienta si quieren vender su estilo de vida. Es decir, deben
cambiar el escaparate de siempre con sus maniquíes de cartón piedra por otros virtuales. Pero el trabajo en el diseño del mismo debe estar igual de cuidado. De esa forma se podrá captar a ese
73% de millennials que asegura que se mantiene al día de las marcas a través de medios de comunicación social. Estos seguidores no solo deambulan por los perfiles de las enseñas. También están abiertos a realizar compras desde sus teléfonos si lo que ven les satisface. Son internautas pero también compradores potenciales. Ahora bien. A pesar de la importancia,
no todas las firmas deben apostar fuerte por Instagram. La realidad indica que lanzar un perfil rápidamente y no cuidarlo con esmero tiene un efecto más perjudicial que no estar presente. Hasta que no se cuente con una estrategia definida y un especialista (o alguien de la pyme que haya recibido formación) es mejor no lanzarse a la piscina. Otro aspecto a tener en cuenta a la hora de decidirnos es la propia razón social de la compañía. Si usted vende productos o servicios que son pocos atractivos desde un punto de vista visual- léase cables o pólizas de seguros por ejemplo- partirá con muchos cuerpos de retraso para atrapar al consumidor, y por tanto tendrá que trabajar más duro. Pero que su compañía no trabaje con productos atractivos desde un punto de vista visual no es óbice para no intentar atacar Instagram. Es más, grandes compañías como General Electric tienen un perfil cuidado en el que cuelgan instantáneas de su tecnología. De esa forma generan imagen de marca. Algo para lo que este tipo de redes sociales suponen también una opción interesante. En cambio,
si su firma comercializa referencias relacionadas con la moda, la belleza, o el entretenimiento, este tipo de redes son su perfecto campo de cultivo; y lo tendrá mucho más fácil que las anteriormente citadas.
Ya está tardando en sentarse con sus principales colaboradores y diseñar una estrategia virtual efectiva. Una vez decidido a estar presente en esta comunidad de imágenes, es necesario
saber cómo crear un escaparate atractivo para los internautas. La clave para conseguirlo pasa por integrar los productos y servicios con el estilo de vida y los valores de la enseña. Todo eso hay que hacerlo a través de buenas imágenes y utilizando títulos que lleven al usuario a iniciar una conversación, o a despertarle el gusanillo de querer saber más. Ambas cosas son fundamentales para crearse una imagen digital positiva. Y solo se puede conseguir con una
estrategia de social media marketing en la que el estilo, la voz y los mensajes sean uniformes y consistentes. Otra de las ventajas que se han añadido a Instagram en los últimos tiempos es la del carrusel. Ahora, los internautas pueden ir más allá del típico
me gusta. Esta herramienta permite mayor interacción con la marca y con la empresa. Aprovéchela para colocar enlaces a su página web. Con el tiempo, quizá comprobará que esta red social no le da muchos clientes de manera directa. Pero sí que obtendrá seguidores y aficionados a su marca que la defenderán y se convertirán en
los altavoces que transmitirán sus valores a otros internautas. Al final, todos ellos acabarán utilizando cualquier otro canal (físico, tienda
online) para generar ingresos a su empresa. Y todo, gracias al buen uso de la red social de moda, la herramienta que vuelve locos a los
millennials.