13 oct 2014

La colaboración entre empresas da buenos frutos

Aunque muchas pymes mantienen buenas relaciones con otras empresas, la mayoría de ellas suelen trabajar en solitario. Todavía no han descubierto las posibilidades que les puede ofrecer llegar a acuerdos o alianzas con otras firmas, ya sean de su propio sector o de otros completamente diferentes, y ya sean puntuales o duraderos. Algunas recelan de esta colaboración porque piensa que nadie les puede ayudar en su negocio y que son ellas mismas las que tienen que sacarse las castañas del fuego. Pero, ¿a quién le viene mal una ayudita mutua o un intercambio de favores? Las fórmulas son múltiples: por ejemplo, se pueden aprovechar y compartir sinergias en investigación, gastos en producción, actuaciones de promoción, intercambios de publicidad, apoyo en la comercialización e, incluso, potenciación de venta cruzada.   La colaboración no es algo nuevo pero en tiempos de crisis suele aumentar, es lo mismo que sucede con el ingenio, que aparece en los momentos más difíciles. Es una de las pocas consecuencias positivas de los malos tiempos, así que no hay que desaprovecharla. Los consumidores lo saben muy bien y ya se han puesto a colaborar entre ellos en su vida diaria y en sus hábitos de consumo, intercambiándose favores y servicios o decidiendo conjuntamente sobre qué productos consumen. Personas y colectivos que ya se han puesto acuerdo para consumir de forma coordinada, compartir determinados productos o, incluso, presionar para que bajen los precios.   En el ámbito empresarial, hasta ahora han sido las grandes corporaciones ?sobre todo multinacionales- las únicas acostumbradas a colaborar entre ellas, eso sí, en un marco reducido fundamentalmente a ámbitos como la investigación, el desarrollo y los programas internacionales. Pues bien, las pequeñas empresas (da igual la actividad o sector) no deberían quedarse atrás y también podrían aprovechar las múltiples ventajas que ofrece la colaboración, cada una a su nivel y según sus circunstancias y necesidades. Por ejemplo, si el tipo de cliente de dos negocios diferentes es el mismo (aunque cada uno venda un producto diferente), éstos podrán recomendarse mutuamente, colaborar en la promoción de sus ofertas, en el marketing y en la publicidad, y hasta desarrollar toda una estrategia de venta cruzada.   Pero también si el producto que venden es el mismo ?y, por lo tanto, son competencia directa- puede existir una colaboración en determinadas áreas o actuaciones que beneficie a ambos. Por ejemplo, en una campaña de promoción genérica que fomente el uso de ese tipo de producto entre la población. Después, ya decidirá el cliente en qué local se lo compra.   Otra ingeniosa fórmula de colaboración puede ser la que relacione a una empresa con una institución que tenga gran prestigio entre la población. Por ejemplo, si un fabricante de zapatos, de mochilas o de guantes fabrica sus productos de acuerdo ?y en colaboración- a las indicaciones y recomendaciones de un hospital de referencia o de un centro de investigación de fama nacional o internacional, se ganará rápidamente la confianza del consumidor.   Las posibilidades son muchas, sólo tenemos que abrirnos a ellas, tenemos mucho que ganar.
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