11 ago 2016

Las ventajas de los pequeños negocios rentables

A finales de la década de los 50, el futuro de Volkswagen dependía de que alguno de sus modelos tuviera éxito en los mercados internacionales, especialmente en Estados Unidos, que era el más grande para la industria del motor. El problema es que el fabricante alemán se había jugado buena parte de sus posibilidades de triunfo en un modelo: el escarabajo. Se trataba de un coche pequeño, feo que, además, venía con una creencia popular que no le favorecía en nada: se decía que detrás del diseño había estado Adolf Hitler.

Pues bien, con esas armas afrontaba Volkswagen una guerra en la que tenía todas las de perder. Por suerte para ellos, contaron con el arma secreta de la agencia de publicidad Doyle Dane Bernbach (DDB), que ideó un concepto comercial rompedor y revolucionario. Las campañas de la automoción de aquella época se basaban en el futuro, con ilustraciones sacadas de la ciencia ficción.

Además, solían explicar algunas de las características técnicas del producto. Ante el encargo del fabricante, DDB superó el reto mediante una especia de campaña de guerrilla, que consistía en pequeños avisos con frases muy claras. Se trataba de cambiar el enfoque tecnológico por el creativo. El primero de esos anuncios incluía el eslogan Think Small (piensa en pequeño), que arrasó en todo el mundo e instauró el tipo de publicidad que tendría la casa germana durante más de 30 años. La campaña salvó a Volkswagen, hizo que el Escarabajo se vendiera en Estados Unidos y está considerada la mejor de la historia. Pensar en pequeño es la idea de este post.

Se cree que cuanto más grande es un negocio mucho mejor, pero en ocasiones ser pequeño tiene una serie de ventajas que veremos más adelante.

Lo primero es reconocer que, como es lógico, todos los empresarios tienen el deseo de soñar con el crecimiento de la empresa. Lograr algo grande es la meta todos los seres humanos. Y es que imaginamos que debe haber pocas cosas que hagan a una persona sentirse más realizada como la de ver cómo crece algo que uno mismo ha construido desde abajo.

También es necesario reconocer que las firmas de gran tamaño lo tienen más sencillo para hacerse con la confianza de clientes e inversores. En teoría todo parecen ser ventajas, sin embargo ser grande, crea problemas. El más evidente es el de la pérdida de agilidad. A medida que el negocio aumenta su tamaño, se vuelve menos flexible, se olvida del cliente y se hace indiferente a los inversores. Pierde los aspectos más beneficiosos de las compañías pequeñas, que son la agilidad y la sensibilidad, y que son fundamentales para empezar a incrementar el negocio. ¿Cómo se puede ser grande y mantener las ventajas de los pequeños negocios rentables?

Hay que mantenerse pequeño en el funcionamiento interno

Aunque parezca complicado, el mejor camino para acaparar lo mejor de ambos mundos (confianza de los clientes en los negocios grandes y flexibilidad en los pequeños), pasa por aumentar el tamaño pero sin cambiar los métodos internos de la firma. ¿Ventajas?

Los empleados desempeñan mejor su trabajo cuando las normas y los procedimientos son breves y sencillos

Además, los clientes están felices si se les ofrece un trato personalizado, algo que las firmas grandes no son capaces de conseguir. La obligación de un emprendedor es lograr que crezca el negocio y cuando lo consigue debe hacer caso al claim de Volkswagen y seguir pensando en pequeño.

Debe autoexigirse que su negocio siga centrado en el cliente, que toda la gestión tenga el único fin de convertir a la firma en un ente veloz, que sea capaz de lograr los mejores procesos de producción de cara a poder presentar un buen producto o servicio al consumidor.

El camino para lograr la excelencia de gestión de una pequeña firma dentro de un negocio de gran tamaño empieza por reducir la burocracia. Muchas veces los procesos no valen para nada y solo sirven para mantener a los empleados entretenidos. Un buen empresario debe saber cuáles son útiles y de cuáles se puede prescindir.

Reducir el número de trámites superfluos incrementa la productividad de los empleados

Para lograr el fin de pensar en pequeño se debe trabajar también el tema organizativo. Suele ocurrir que cuando una empresa empieza a crecer se busca premiar a aquellas personas que ayudaron al despegue inicial del negocio. Entonces el emprendedor empieza a crear puestos directivos cuya función suele ser difusa.

Al final lo que se consigue es una firma donde hay más jefes que empleados de base, lo que hace muy complicada la gestión del día a día. Lo mejor es aplanar la organización, quitarle capas, ya que cada una de ellas provoca una distorsión que puede hacer que el tipo de trabajo que debe realizar la plantilla difiera tras su paso por excesivos filtros. Una empresa, por muy grande que sea, no puede olvidar su misión principal.

Obviamente si se gana tamaño hay que afrontar una división de funciones en los departamentos productivos. Pero eso no quita para que ésta sea lo más pequeña posible. Además jamás se deben crear reinos de Taifas.

Todo responsable de departamento debe seguir a rajatabla el objetivo final de la empresa

Cuando se gana tamaño, también llegan los grandes fichajes. Para conservar las ventajas de ser pequeño hay que intentar que estos sean los menos posibles y que los que vengan sigan los principios por los que se rige el negocio. Sólo así se podrá crecer sin perder el espíritu joven de un negocio que recién empieza.

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