15 sep 2014
Ser pequeño también tiene ventajas
Ser pequeño también tiene sus ventajas cuando se trata de romper barreras y acceder a nuevos mercados. Y, por eso, salir al exterior e internacionalizarse no es una cuestión únicamente al alcance de las grandes empresas, sino también de las pequeñas y medianas. Es más, las pymes tienen algunas características de las que no disponen otras compañías de mayor tamaño y que pueden facilitarles el proceso. Los expertos nos apuntan y explican cada uno de estos rasgos diferenciadores que, lógicamente, pueden y deben aprovechar al máximo:
Rapidez en la toma de decisiones.
Generalmente, en las pymes es el gerente o un pequeño grupo de directivos los que toman las decisiones empresariales, por lo que éstas suelen ser rápidas y ágiles. Las referidas al proceso de internacionalización también lo serán.
Conocimiento íntegro de las diferentes áreas de la empresa.
Los directivos de las pymes suelen tener un conocimiento íntegro del funcionamiento de todos los departamentos de la empresa: producción, marketing, finanzas, recursos humanos... lo que se convierte en un valor muy importante debido a que la internacionalización afecta a todos los departamentos y no solo al de ventas.
Meticulosos con la calidad del producto o servicio.
La pyme pone mucho énfasis en la prestación del servicio y calidad del producto que entrega, además está muy volcada en la satisfacción del cliente y el servicio posventa. Éste será un gran valor y un elemento de éxito en el proceso de internacionalización.
Recursos humanos muy ligados con la cultura empresarial.
En las pymes en general y en las empresas familiares en particular, por el reducido tamaño, existe una vinculación entre la dirección y empleados, no solamente profesional, sino personal. Esto conlleva que los trabajadores se alineen, en mayor medida que en otras empresas de mayor tamaño, con la estrategia empresarial de la pyme y su crecimiento.
Flexibilidad en la oferta de servicios y productos.
La pyme puede adaptar más fácilmente su producto o servicio a las necesidades del mercado, incluso personalizarlo. Esto es de vital importancia para adaptarse de una forma más efectiva en cualquier mercado global. Sin duda, las pequeñas y medianas empresas deben aprovechar todas estas ventajas en su proceso de internacionalización. Un proceso que muchas de ellas comenzarán cuando estén plenamente convencidas de que el campo de juego es mundial y de que quedarse en el mercado nacional no les exime de la competencia internacional. Eso sí, cuando decidan romper barreras, deberán analizar en qué medida cuentan con cada una de las características que se han mencionado anteriormente, para aprovecharlas al máximo y ponerlas en valor en la medida que corresponda.
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