25 ago 2022

Por qué es crítico el ‘burn rate’ para evaluar el posible éxito de una start up

Conocer la velocidad real a la que una empresa ‘quema’ el dinero en las primeras etapas de vida es fundamental para evaluar contable y financieramente su posible éxito a futuro. A medida que los clientes crecen, lo más frecuente es que el flujo de caja se estabilice y sea posible identificar a inversores externos para promover el crecimiento de la compañía y fomentar un cash flow positivo.

Aunque cualquier etapa en el desarrollo y gestión de una empresa es importante, quizá sean sus primeros meses los que realmente van a marcar su éxito en el futuro. No en vano, un número importante de proyectos de negocio fracasa en los primeros doce meses de vida. Por ello, el análisis y el control de los ratios financieros son críticos para conocer en todo momento la viabilidad de la compañía. Entre estas magnitudes, una de las que gozan de mayor predicamento, en especial, entre los inversores institucionales, es la del burn rate, que indica a qué velocidad una empresa está quemando el dinero del que disponen sus socios antes de gozar de un flujo de caja positivo. O, dicho de otra manera, de cuánto tiempo real tienen los socios de una compañía hasta que el negocio sea rentable antes de que se agote por completo el capital del que disponen.

Los gestores de los fondos de inversión y los analistas establecen diferentes baremos para evaluar la calidad de burn rate de una entidad, pero todo aquel que se sitúe fuera del nivel que ellos consideran como óptimo muy probablemente quedará excluido de su radar de inversión. Por ello, es importante que los socios de una empresa, además de trabajar denodadamente en poner en práctica su plan de negocio, también guarden esfuerzos y recursos para cuidar y mejorar su flujo de caja.

Tipos de ‘burn rate’

Habitualmente, se distingue entre burn rate bruto y neto. El primero analiza sobre todo la parte de los gastos de una compañía, mientras que el segundo considera esencialmente las pérdidas. Para calcular el burn rate bruto hay que sumar todos los costes fijos durante un periodo fijado, que suele ser el de un mes. En el caso del burn rate neto, hay que contabilizar todos los ingresos con los que cuenta una entidad en un momento dado para estimar la capacidad real de la organización de poder cubrir las pérdidas.

El principal problema para muchas start ups es que durante sus primeros meses de vida suele producirse un cash flow negativo, al menos hasta que la cartera de clientes y de pedidos aumenta, por lo que para intentar minimizar la velocidad de quema de dinero es frecuente que se lleven a cabo nuevas aportaciones de capital por parte de los socios fundadores. En el momento en el que el flujo de caja se estabiliza y, por lo tanto, el burn rate comienza a alcanzar niveles óptimos, es el momento adecuado para que los gestores comiencen a plantearse la posibilidad de identificar inversores externos que aporten financiación con la que cimentar el crecimiento de la compañía.

Junto al burn rate, es frecuente que también se calcule el cash runaway, que es el tiempo en que el efectivo durará en la empresa con el actual burn rate que se maneja.

La importancia del ‘burn rate’

El indicador real que marca el nivel de burn rate en una start up es el de cuánto podrá aguantar la empresa a la velocidad en la que sale el dinero para invertir en materias como atracción de talento, innovación o posicionamiento en el mercado. Es normal que durante el inicio de la actividad de una empresa el burn rate salga muy por debajo de los estándares considerados como óptimos por parte de los inversores, pero a medida que crecen y se estabilizan los ingresos, es crítico vigilar de qué modo la realidad contable de la compañía se normaliza y se compensa.

Revisando periódicamente el burn rate es posible realizar una previsión más objetiva y realista sobre el consumo de los fondos, pudiendo conocer la fortaleza de la caja con la que se cuenta o hasta qué nivel de exigencia financiera se pedirá llegar a los socios fundadores para intentar sacar el proyecto adelante.

Existen algunas vías para intentar mejorar el cash burn rate, como puede ser:

  • Incrementar los ingresos mediante campañas de marketing o de comunicación que permitan llegar a nuevos mercados o segmentos de población.
  • Reducir los costes del capital humano, evaluando las necesidades reales de empleados que se necesita para poder cumplir con los objetivos estratégicos marcados. En este sentido, la automatización de procesos y el apoyo de la digitalización pueden resultar fundamentales.
  • Rebajar o, en la medida de lo posible, anular la máxima cantidad de costes, tanto directos como indirectos, lo que implica el compromiso y la buena comunicación entre los responsables de los diferentes departamentos y el director financiero.
  • Incrementar el cobro inmediato de los clientes y dilatar lo posible el abono de facturas a proveedores.
  • Favorecer un sistema de producción just-in-time, que reduzca a su mínima expresión la necesidad de almacenar productos por los costes que supone hacerlo.
  • Evaluar la utilidad de mecanismos financieros como el factoring o el renting.
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