Entre partido y partido, a la espera de los penaltis, enjugando la derrota o saboreando el triunfo de sus equipos en la última Eurocopa, empresarios, políticos y economistas han reparado en que el país coorganizador, Polonia, tenía mucho más que ofrecer además del fútbol. Aunque no era ningún secreto, el evento deportivo ha servido para que organismos públicos y privados recuerden a las empresas exportadoras que
Polonia es el país con mayores perspectivas de crecimiento en la próxima década. Su economía es prácticamente ajena a la crisis del continente del que forma parte. Sus costes laborales son muy bajos, alrededor de 2,9 dólares estadounidenses, frente a los 7,7% de la República Checa o los casi 29 de Alemania. Por supuesto, los chinos son inferiores, pero la atractiva cualificación de la mano de obra de polaca le permite incluso competir en este punto con el gigante asiático. Además, tiene una situación geográfica estratégica para los inversores de fuera de la Unión Europa, sobre todo para los americanos, ya que no sólo es una buena plataforma para desarrolla negocios en Europa sino también un puente perfecto para entrar en otros mercados interesantes como Rusia o Ucrania. Además, como si se tratara de aquella España de principios de los años 90 del siglo pasado, la lluvia de fondos comunitarios ha puesto en marcha la maquinaria del desarrollo. Entre 2007 y 2013, el país coanfitrión de la última Eurocopa tiene concedidas ayuda europeas por valor de 67.300 millones de euros. Como no podía ser de otra forma en un país organizador de un evento deportivo, el capítulo prioritario al que se están destinando estos fondos es el de infraestructuras, pero como habrán comprobado quienes hayan asistido en directo a alguno de los partidos de la selección: todavía queda mucho por hacer. Como también queda por hacer en los sectores de medioambiente, nuevas tecnologías e innovación. Lo que es lo mismo que decir en todos los sectores, ya que bajo estos capítulos se pueden desarrollar infinitas posibilidades de negocio. Un informe del
Instituto de Comercio Exterior (ICEX),también identifica como sectores prioritarios para inversión extranjera en Polonia, las energías alternativas y el ferrocarril, entre otros. Las primeras porque el país tiene el reto de reducir las emisiones de CO
2 en un 15% hasta 2020 y para ello debe realizar una potente apuesta por las energías alternativas. De todas ellas, la solar es la que en la actualidad tiene menos desarrollo, la agencia polaca de Inversión (
Paliltz) prevé un crecimiento anual de células fotovoltaicas del 33% hasta ese año. Por otro lado, entre 2011 y 2020 están previstos proyectos de actualización de las líneas ferroviarias tradicionales y de alta velocidad con inversiones estimadas en torno a los 13.000 millones de euros. Las grandes empresas españolas llevan años tomando posiciones. Sólo durante el primer trimestre de este año la inversión bruta de capital español en Polonia creció un 378.9%, según los datos de la
Secretaría de Estado de Comercio, liderada por la compra por parte de Banco Santander de la tercera entidad financiera del país, Bank Zachodni, por 3.000 millones de euros. Más allá de la banca, todas las grandes constructoras ( y muchas medianas) están ya presentes en el país, al igual que marcas de gran consumo tan variadas como Inditex, Telepizza o Pescanova.