El tiempo es un recurso escaso, costoso y no renovable. Como no es posible hacer que los días tengan más de 24 horas, lo mejor es intentar aprovecharlo al máximo. ¿Cómo? Pues lo primero sabiendo cómo se pierde y cómo se ahorra: Cómo perder el tiempo... -
Con las interrupciones constantes. La única solución es dar órdenes tajantes de no molestar a menos que se produzca un incendio. -
Pasando demasiado tiempo al teléfono. El teléfono no es más que una herramienta de trabajo, y no hay porque dar conversación a todo el que llame. Hay que ser conciso y concreto en las llamadas y centrarse en lo vital. -
Reunirse a todas horas sin motivos claros. Las reuniones de trabajo se han inventado para hacer lo que su nombre indica: trabajar. -
Trabajando cuando se está muy cansado. Cuando uno se muere de sueño, hay que irse a dormir. No sirve de nada quedarse trabajando hasta muy tarde porque, probablemente, cometerá muchos más errores de los habituales y al día siguiente volverá a perder el tiempo rehaciendo el trabajo. -
Realizando tareas que no son urgentes ni imprescindibles, pero que evitan el tener que hacer otras que son difíciles o desagradables. -
Desconfiando del trabajo de otras personas del equipo, comprobando innecesariamente aquello que ha sido hecho de forma automatizada. -
Pretendiendo ?estar en todo?, sin saber delegar, no contando con otros, o bien dedicándole demasiado tiempo a un mismo trabajo y queriendo profundizar en algo a lo que ya se le ha sacado todo el rendimiento. -
Haciendo perder el tiempo al equipo en reuniones de reactualización de datos, porque luego se acumulan y la lista de espera acaba rompiendo la agenda de los meses siguientes. ...Y cómo ahorrarlo -
Haciéndolo bien la primera vez. Así no tendrá que repetir nada. -
Estableciendo en qué tareas es necesario poner mucho esfuerzo y en cuáles menos. A cada acción, el tiempo necesario. Ni un minuto más, ni un minuto menos. -
Acostumbrándose a sostener menos conversaciones no comerciales y sociales. Preguntar por la salud no es malo, pero sí alargar la conversación al respecto. -
Ocupándose de una tarea por vez. Desperdigarse no es bueno. -
Utilizando la última media hora del día para organizar su escritorio y planear el día siguiente. -
Dejando mensajes telefónicos detallados de manera tal que no siempre se necesite una respuesta. -
Delegando cuando pueda. Uno no siempre es supermán. -
Cuando sea posible, haga una llamada telefónica en lugar de mandar un resumen escrito. -
Comenzando el día con una lista de cosas por hacer. Y las primera, las más importantes y urgentes. -
Evitando la pérdida de tiempo con el teléfono devolviendo las llamadas a una hora específica. El mejor momento es antes de marcharse a comer o al final del día; es más frecuente encontrar a las personas a esas horas y, en general, son más breves y directos. -
Disminuyendo el tiempo de llamada comenzando la conversación con frases del estilo de ?sólo tengo un minuto...?.