07 jun 2022

La lección que todos los negocios deben aprender del Ibex con la deuda

El exceso de deuda fue un problema que llevó a muchos negocios a la quiebra durante la crisis financiera de 2008. Las grandes cotizadas han aprendido la lección y llegan a un contexto de encarecimiento de la financiación con los deberes hechos, el resto de empresas deben replicar el ejemplo.

Que una empresa tenga deuda no es algo negativo. De hecho, en  muchas ocasiones es necesario endeudarse para poder invertir e innovar y seguir sentando las bases del crecimiento en el futuro. Pero la buena gestión de ese endeudamiento sí que es una obligación necesaria para todas las compañías. Máxime en un momento como el actual en el que las alzas de tipos de interés en la eurozona están a la vuelta de la esquina. Tanto es así que la propia presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, anunció recientemente que la primera subida en años podría llegar en el mes de julio.

El fin del dinero gratis o de los tipos en negativo en Europa encarecerá la financiación de las empresas hasta el punto de que muchas tendrán problemas tanto para seguir incrementando su deuda como para pagar a sus actuales acreedores. Esta situación es idéntica a la que ocurrió en el inicio de la crisis financiera de 2008. Entonces, y a pesar de que la economía europea ya estaba lastrada por dicha crisis, el BCE, entonces dirigido por Jean-Claude Trichet, decidió incrementar los tipos de interés. ¿Resultado? Las primas de riesgo de países como España se dispararon y muchas empresas, especialmente las más pequeñas, tuvieron que cerrar al llegar a esta situación con un ratio de apalancamiento demasiado elevado.

Sin duda, un incremento de los tipos de interés se antoja ahora necesario para embridar una inflación que está disparada en toda Europa. Las empresas deben ser conscientes de ello y aprender la dura lección de la crisis financiera para evitar que un exceso de deuda coloque a la entidad en una delicada situación financiera que pueda acabar en quiebra.

Es obvio que conocer el grado de apalancamiento de todos los negocios es misión imposible, ya que no es un dato público. En cambio sí es fácil saber si las grandes corporaciones nacionales que cotizan en bolsa llegan a la subida de tipos con los deberes hechos en el apartado de la deuda.

La respuesta es que sí. Las empresas han aprovechado el largo periodo de tipos de interés en mínimos históricos para irrumpir en el mercado de deuda y financiarse a buen precio asegurándose liquidez a bajo coste. Por ello, las grandes cotizadas españolas se enfrentan a este escenario de encarecimiento de la financiación en buena posición. En concreto, el apalancamiento del conjunto del selectivo nacional (descontando bancos y socimis por la naturaleza particular de sus negocios) se coloca en estos momentos por debajo de 2 veces su beneficio de explotación (ebitda) para este año y 2023. Este ratio es el más bajo desde 2006 y es casi la mitad de las 3,7 veces el ebitda que las mismas empresas mostraron en 2021 por el efecto de la pandemia de Covid, que diluyó los beneficios al tiempo que obligó a incrementar el pasivo.  

Este bajo grado de apalancamiento sitúa a las integrantes del Ibex en una perfecta posición para afrontar los efectos de la subida de tipos de interés en el mercado de deuda. Un impacto que aumentará aún más ante el cercano fin del programa de compras de bonos corporativos (y soberanos) del Banco Central Europeo.

A la vista está que las multinacionales españolas han aprendido la dura lección de la crisis financiera. Por dicho motivo, la mayoría de ellas podrá seguir con sus planes de inversión y crecimiento sin poner en apuros su tesorería. Sin duda, las empresas de menor tamaño, que son la base de la economía española, deben seguir el ejemplo otorgado por el Ibex y adelantarse a un inminente endurecimiento de las condiciones de financiación. Las que no lo hagan correrán el mismo riesgo que aquellas que sucumbieron al periodo de recesión iniciado en 2008 y que se profundizó hasta 2012 al sumarse la crisis de deuda soberana de los países de la eurozona, que puso en peligro hasta la propia existencia del euro.

Y es que la mochila de la deuda es un lastre aún más difícil de llevar para los pequeños negocios cuyas finanzas presentan una limitada capacidad de resistencia ante los vaivenes económicos mundiales. Esto se ha podido comprobar en toda su magnitud en la reciente pandemia. Los confinamientos han diluido los ingresos, dejando a muchas firmas en la UVI. De hecho, solo las medidas de alivio implantadas por el Gobierno, como es el caso de los créditos ICO o las carencias y moratorias en los pagos y en los concursos de acreedores, han evitado que muchos más negocios echaran la persiana.

Es cierto que las probabilidades de sufrir otra crisis como la generada por la Covid son muy reducidas. Pero los emprendedores no deben minusvalorar el alto riesgo que para su situación financiera supone llegar con un exceso de deuda a un momento en el que la financiación será más costosa. Seguir el ejemplo del Ibex y reducir el ratio de apalancamiento se presenta, por tanto, como el camino a seguir.

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