13 nov 2023
¿Por qué tiran ahora los PIGS de la economía europea?
Denostados durante la crisis de deuda, Italia, España y Grecia son ahora los que lideran las tasas de crecimiento de la Unión. Un escenario más propicio para las economías más centradas en los servicios tras el Covid y la buena gestión de las familias, claves para pasar de últimos a primeros de la clase.
Alex Ordóñez - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
La conocida como crisis de la deuda en la eurozona que tuvo lugar entre los años 2010 a 2012 fue uno de los problemas más graves que tuvo que afrontar la Unión Europea, al dispararse las primas de riesgo de los países periféricos, que es donde estuvo concentrada dicha crisis. En concreto, los Estados miembro implicados fueron Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España, aunque también salpicó a Islandia.
Dichos países recibieron el acrónimo despectivo de PIGS o PIIGS (sus iniciales según el orden expuesto en el párrafo anterior), que en inglés significa cerdos. Un nombre con el que los países del norte de Europa se referían a los del sur a la hora de criticar la gestión manirrota de sus Gobiernos y de sus propios ciudadanos que habían disparado la deuda y el déficit de estos países. Pues bien, dicha crisis no la resolvió Bruselas, como debería haber hecho por otra parte, sino que fue el expresidente del Banco Central Europeo, el italiano Mariano Draghi, el que evitó una situación que amenazó con terminar con el euro. Lo hizo con su mítica frase: “El BCE está dispuesto a hacer lo que sea necesario para preservar el euro. Y créanme, será suficiente”. Una afirmación que el banquero transalpino pronunció 26 de julio de 2012 y que puso fin a la crisis de deuda. A partir de entonces las primas de riesgo (el diferencial del tipo de interés del bono alemán con el del país en concreto, o dicho de otra forma, lo que los inversores exigen para financiar a un país) de España y el reto de PIGS se relajaron.
Pese a ello, estos países han seguido siendo durante años los “hermanos pobres” de una Unión que siempre han liderado Alemania y Francia y Reino Unido, hasta que decidió salirse de la UE (Brexit). No en vano, el papel criticó contra los PIIGS que en aquellos años de la crisis de deuda acaparó la excanciller alemana Angela Merkel lo ha hecho suyo en los últimos años políticos como el primer ministro holandés Mark Rutte.
Pero todas esas voces críticas llevan un tiempo en silencio. ¿Por qué? Pues porque las tornas se han dado la vuelta en solo diez años y ahora los PIGS son los que están tirando del carro de la economía europea. Bueno, más que tirar del carro, la verdad es que países como España e Italia son los que han impedido que la todopoderosa Unión Europea haya entrado en recesión, con tasas de crecimiento que han superado con creces a las de Francia y más aún a la locomotora alemana que desde el Covid sigue con el motor gripado acumulando trimestres de crecimientos negativos.
¿Cómo ha sido posible que en solo una década los apestados de Europa sean ahora los primeros de la clase? Existen varias razones, algunas de ellas externas y otras internas, que realmente son las que tienen mérito.
En el primer capítulo (las externas), es necesario reconocer que las características propias de una crisis tan inaudita como la del Covid unida a una guerra en el seno de Europa, han configurado un escenario que castiga con más vigor a las economías más industriales. Ello debido a que la pandemia colapsó las cadenas de suministro y dio inicio a una escalada de los precios que la invasión rusa en Ucrania se ha encargado de impulsar aún más. Pues bien, es sabido que Francia y, especialmente, Alemania son las economías más industrializadas del euro, por lo que con lógica son las que más están sufriendo ahora el contexto negativo de altos precios que dispara los costes manufactureros. Por si fuera poco, errores gravísimos como el de permitir que Rusia sea el dueño de tu suministro energético, que es lo que hizo Alemania en el pasado, profundiza aún más los problemas para la economía germana.
Otra razón externa que está favoreciendo ahora a España, Italia y Grecia, por ejemplo, es que la pandemia creó una conciencia de que hay que disfrutar del momento, lo que ha impulsado la recuperación de los servicios y de sectores como el turismo y los viajes que, precisamente, son fundamentales para las economías de los países PIIGS.
Los PIIGS, por tanto, se han beneficiado de un escenario más positivo como consecuencia de la pandemia del Covid. Pero eso no quiere decir que estos países no hayan hecho nada por mejorar su posición respecto a la que presentaban hace una década coincidiendo con la crisis de deuda. Para comprobarlo basta con analizar variables macroeconómicas, como la deuda privada. En los tiempos de la crisis de deuda, los países del norte de Europa acusaban a los ciudadanos de los estados del Sur de la Unión, y a Irlanda, de vivir por encima de sus posibilidades. Pero estos mismos ciudadanos parecen haber aprendido la lección y son los que ahora presentan unas tasas de endeudamiento privado más bajas de toda la UE. Todo ello queda reflejado en otra variable clave, como es la balanza por cuenta corriente, en la que España presenta superávit, gracias también al tirón del sector exterior.
Un cambio de escenario que los mercados reflejan con claridad al provocar la convergencia entre lo que los PIIGS pagan por su deuda con lo que desembolsa Alemania. ¿Cuánto puede durar esta situación? Difícil saberlo, pero una cosa está clara, el crecimiento de la UE es ahora mucho más equilibrado y quizá sea el momento de que los PIGS empiecen a dar lecciones a sus vecinos del Norte.
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