08 mar 2023

El transporte marítimo mundial mantendrá precios asumibles para las empresas

Según el gigante marítimo Maersk, el despertar de China no conllevará un incremento de los costes del transporte por mar, ya que las empresas han aprovechado el periodo de menores precios de la segunda mitad del pasado año para hacer inventario. La normalización del sector se convierte así en una excelente noticia para las empresas, que pagarán menos por importar las mercancías que necesitan para realizar su actividad.

El mercado del transporte marítimo fue un quebradero de cabeza que arrancó con la pandemia y que ha durado hasta la mitad del pasado año. Primero por las restricciones que provocó el coronavirus, que paralizó el sector y retrasó la llegada de materiales básicos para que las industrias pudieran tener una actividad más normalizada. A ello contribuyó también el atasco del Evergreen en el Canal Suez, paralizando una de las principales rutas marítimas del mundo, y la política de cero-Covid de China, que detuvo de golpe la actividad en algunos de los puertos con mayor número de contenedores para su exportación, como es el caso de Shanghái.

Más tarde, cuando el virus empezó a dejar de ser tan letal, se produjo un aumento exponencial de la demanda que generó cuellos de botellas en las principales rutas. Además de persistir los retrasos, otra consecuencia de esta situación fue un encarecimiento espectacular de los costes marítimos (los conocidos como fletes), que también puso su granito de arena para propiciar la espiral inflacionista en la que actualmente sigue inmerso gran parte del mundo.

Pero este panorama se normalizó en la segunda mitad del pasado año. La demanda se estabilizó y los famosos fletes bajaron su precio, propiciando una importante mejora en el comercio mundial de la que se han beneficiado todos los negocios, que han visto caer la factura por traer insumos básicos para su actividad. Pero de cara a este año, muchos economistas ya anticiparon un nuevo incremento de los costes en el transporte marítimo.

La razón de tal cambio de escenario partía nuevamente de China, ya que el despertar de su actividad económica tras poner fin a la política de cero-Covid propiciará un lógico incremento de los pedidos por parte de su industria. De hecho, esto ya ha está generando aumentos en los precios de algunas materias primas, como los metales.

Pues bien, la buena noticia es que dicho escenario de nuevo negativo para los negocios no tiene visos de hacerse realidad. A ello contribuye un reciente estudio de la naviera danesa Maersk, donde se asegura que prevé una contracción en el volumen de envío de contenedores a nivel global del 2,5% en el presente 2023. Esta compañía es la firma más grande del sector, por lo que sus conclusiones son tomadas como referencia ya que acostumbran a coincidir con la realidad que adelantan.

Pero es que, además, Maersk no se limita a poner un porcentaje, sino que lo justifica con dos sólidos argumentos. Primero descarta la influencia de China, ya que este país exporta más contenedores de los que importa, lo que convierte en plenamente asumible para las rutas mundiales el mayor volumen de pedidos que llegará de dicho país.

Y, segundo, Maersk asegura que la industria mundial aprovechó la caída de precio de los fletes tras la pandemia y el fin de los cuellos de botella (en la segunda mitad del pasado año) para aumentar la demanda y hacer acopio de bienes. Esto hace que los negocios tengan inventario de sobra para acometer su actividad productiva en los próximos meses sin necesidad de realizar nuevos pedidos. Un escenario que lo que provocará es una reducción de la demanda en unas rutas que además ya están normalizadas. En consecuencia, el precio del transporte marítimo seguirá estando contenido al menos en lo que resta de ejercicio, según la compañía.

Una previsión a todas luces lógica, ya que además se debe tener en cuenta la ralentización del crecimiento económico a nivel global, lo que ahondaría en esa caída de la demanda que se espera en el transporte.

Este escenario es sin duda positivo para frenar la inflación y facilitará la labor de los bancos centrales en su objetivo de embridar los precios. En otras palabras, sin la suma al IPC del transporte, es probable que se necesiten menos subidas de tipos de interés, que entorpecen la actividad de las empresas, al encarecer la financiación. Además, generan una lógica contracción del consumo.

Pero un bajo precio en los fletes también supone una ayuda directa especialmente para el sector industrial, ya que reducirá el coste de adquirir los materiales que requieren para llevar a cabo sus procesos de producción. Es conveniente, por tanto, que se cumpla el vaticinio de Maersk, ya que permitirá a muchos negocios acelerar su recuperación post-pandemia.

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