13 ene 2025
¿Cómo puede combatir una pyme una inflación al alza?
Una mala gestión por parte de una pyme de la inflación puede afectar no sólo a su margen de rentabilidad empresarial si no, también, a su tesorería, es decir, que puede llegar a suponer una seria amenaza para la salud contable de la entidad. Las soluciones de financiación empresarial y la digitalización pueden erigirse en dos baluartes clave para navegar con éxito en un contexto inflacionario alcista por parte de una compañía.
Carlos Sánchez - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
A lo largo de los últimos años, la economía mundial ha vivido en general una espiral inflacionista por diferentes causas, como el incremento del comercio después de la pandemia global de coronavirus o una mayor demanda general de bienes y materias primas. En el caso particular de las pymes, un incremento en los precios puede tener un efecto muy nocivo, habida cuenta de que los recursos son más escasos y, por lo tanto, las posibles alternativas para intentar combatir el efecto de la inflación también. A continuación, detallamos los principales efectos de la inflación en las empresas y cómo es posible combatirla.
Efectos importantes
Entre las principales consecuencias que tiene un contexto de inflación elevado entre las pymes cabe destacar:
- Incremento en los costes de producción. La materia prima se encarece, al igual que el gasto en logística para traer y llevar los bienes. Si los precios de los productos ya terminados crecieran en la misma proporción, probablemente las ventas de la empresa se deteriorarían con gran rapidez, por lo que afecta en mayor o menor grado al beneficio final de la compañía.
- Riesgos de tesorería. Los pagos a corto plazo crecen y, con ello, se reduce el nivel de la tesorería y de capital circulante en la empresa. Algo particularmente grave si, por ejemplo, se produce algún gasto inesperado, como una sanción administrativa o la rotura de una máquina indispensable para garantizar la producción.
- Mayor competencia en la captación de los clientes. Al reducirse los márgenes de ganancia empresarial, la mayoría de las compañías opta por apretarse el cinturón y mantener lo máximo posible los precios, con el objetivo de no perder clientes y, si es posible, aumentar su cuota de mercado. Se trata de un círculo pernicioso especialmente para las pymes, ya que una reducción severa de los beneficios puede afectar de manera severa a su cuenta de resultados.
Soluciones para combatir la inflación
La principal receta para intentar hacer frente con garantías de éxito a la inflación es a través del incremento de la competitividad de la compañía. Esa mayor eficiencia debe traducirse al mayor número de campos de actividad de la organización, por ejemplo, reduciendo la carga y el coste de los procedimientos administrativos o incrementando las sinergias entre los diferentes departamentos de la entidad.
Una de las claves para que una empresa sea más competitiva en poco tiempo es a través de la digitalización. Para lograrlo, en ocasiones es imprescindible contar con un asesoramiento profesional externo que permita analizar las mayores carencias que tiene una compañía y cómo poder subsanarse a través de apps y de softwares digitales. Por ejemplo, a través de un ERP o contando con un servicio de gestión virtual de la contabilidad es posible minimizar errores, reducir el coste de su administración y poder incluso detectar oportunidades en los diversos segmentos de actividad en los que opera la empresa.
Otra vía clave para mejorar la liquidez de una organización y, de este modo, contar con un mayor músculo financiero para hacer frente a la inflación es a través de las diferentes soluciones de financiación que existen. Entre ellas, cabe destacar:
- Factoring. Se cede a un tercero el derecho de cobro de las facturas de la empresa. Existen diversas modalidades, que pueden incluir la cobertura del riesgo de insolvencia del deudor y la posibilidad de financiar anticipando el importe de la factura, con o sin recurso.
- Descuento comercial. Da la opción a la empresa de anticipar el importe de los derechos de cobro con respecto a sus deudores, derivados de las operaciones propias de su actividad comercial y de los créditos comerciales no vencidos con terceras personas.
- Renting y leasing. A través del renting se alquilan a medio y largo plazo ciertos bienes, como vehículos o equipos informáticos, que es posible utilizar en el desarrollo de la actividad de la empresa. Suele funcionar como un contrato de alquiler con una cuota mensual que se paga al banco y que incluye todos los servicios que se pueden precisar. Por su parte, en un contrato de leasing el banco adquiere un activo que utiliza la empresa para su actividad productiva a cambio del pago de un canon.
- Líneas de crédito. Una entidad financiera pone a su disposición una determinada cantidad de dinero durante un plazo estipulado a la empresa, y solo tendrá que pagar intereses por la cantidad utilizada.
- Aval. Es un contrato en el que se manifiesta el compromiso de cumplimiento por parte de una empresa de ciertas obligaciones ante un tercero. Permite a una pyme obtener la solvencia y la agilidad necesarias para poder asumir sus compromisos y garantizar que pueda seguir con su actividad.
- Líneas ICO. El Instituto de Crédito Oficial (ICO) es un organismo público que atiende nuevos proyectos de inversión. La cobertura del aval es para pymes y autónomos y cubre hasta el 80% de la operación. Para las empresas que no reúnan la condición de pyme, hasta el 70% en caso de nuevas operaciones, y el 60% si se trata de operaciones de renovación.
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