El momento de apostar por la creatividad

Históricamente los españoles hemos destacado por nuestra creatividad. Una virtud que también poseen las empresas nacionales. De hecho, las ideas revolucionarias han sido la clave del éxito de muchos negocios familiares, convertidos ya en multinacionales. Ejemplos de cómo la creatividad ha sido la clave para generar gigantes empresariales españoles hay cientos, pero vamos a destacar uno porque resume a la perfección el espíritu innovador de los hombres de negocios patrios.

Se trata de la firma conservera Calvo. Fundada en 1940, no fue hasta la década de los 60 cuando la sociedad comenzó a tirar de creatividad para destacar sobre el resto y revolucionar el sector conservero. La primera disrupción data de 1964, que es cuando Calvo se adelanta al resto al introducir el atún yellowfin, o atún claro, una variedad que es ideal para la actividad conservera y que en la actualidad sigue siendo dominante en el sector. Un año después Calvo volvió a sorprender al ser la primera empresa que abandonó la lata ovalada, que era la que todas las compañías utilizaban, por la redonda que, como se puede comprobar en cualquier supermercado, es la que domina en los lineales.

La última gran revolución de la empresa llegó en la década de los 70 y de nuevo de la mano del packaging al inventar el pack de tres latas que, de nuevo, sigue siendo el más utilizado en la actualidad, ya que deja mayores márgenes de beneficios para los negocios.

Sirva el ejemplo de Calvo para demostrar que la creatividad es clave para alcanzar el éxito. Y sirva también la historia de esta empresa para enseñar que la innovación no debe centrarse en el producto. No en vano, dos cambios en los formatos en los que se comercializan las conservas fueron las claves fundamentales del éxito de la compañía.

Y es que la creatividad permite a los negocios anticiparse a las crisis y tener lista la maquinaria para poder idear y desarrollar soluciones de forma rápida con las que resistir a los periodos de bajas ventas. Esta característica propia de las firmas nacionales es aún más importante en un momento como el actual que está marcado por cambios constantes provocados por la tecnología, por la propia sociedad que renueva su hábitos con más rapidez que en el pasado, y por la geopolítica, como refleja el elevado impacto en los precios que está teniendo la guerra en Ucrania. Y por si falta algo, aún colea una pandemia que ha generado una transformación de la sociedad que tiene visos de perdurar.

Ante estos retos la creatividad se muestra aún más necesaria a la hora de detectar esa necesidad que el mercado ha dejado insatisfecha y que es la base de la mera existencia de las empresas. Con este objetivo, conviene tener en cuenta algunas de las principales características que ha de tener una empresa creativa.

Un trabajo de todos

La creatividad empresarial no es fruto exclusivo de la mente del CEO, sino de todos los componentes de la compañía. Hemos de tener en cuenta que la obtención de buenas ideas es una responsabilidad de toda la organización. Por ello, la propia compañía está obligada a proporcionar a su plantilla las herramientas necesarias para que se desarrolle su creatividad. No en vano, soluciones millonarias y ultrapopulares como el Post-it, el botón “me gusta” de Facebook o herramientas fundamentales para entender la existencia de Google, como Adsense, Gmail o News, parten de propuestas realizadas por personal de base de las compañías.

A la vista está que fomentar la generación de novedosas propuestas dentro de la compañía debe ser una obligación para cualquier empresa que quiera sobrevivir en el exigente contexto actual. Con este objetivo, es importante desarrollar una estructura empresarial que facilite la creatividad. Para ello, los expertos aconsejan contar con equipos integrados por personas con claras diferencias. Además, es positivo que la empresa acepte el fracaso de una idea y no cargue contra la persona de la que partió la propuesta. Asimismo, es necesario terminar con las trabas burocráticas imponiendo un método de comunicación horizontal, que no esté frenado por jerarquías de mando rígidas, que impiden la exposición de ideas.

Por último, los expertos en la materia también ponen deberes a los directivos de las empresas, instándoles a dirigir los esfuerzos en materia de creatividad de los trabajadores para obtener las propuestas más idóneas para el crecimiento del negocio. Para ello, se han de establecer unos objetivos buscados por la propia compañía y pedir a la plantilla soluciones para alcanzarlos.

Esta es la metodología que han desarrollado con gran éxito gigantes tecnológicos como Intel o Google, fomentando la creatividad organizada en todas las capas de la empresa. Sin duda, su implantación en las empresas españolas, independientemente de su tamaño, ayudará a impulsar la capacidad creativa que nuestro país tiene implantada en su ADN de forma natural.