15 dic 2023

Cómo diferenciar entre factoring y confirming

Te explicamos las principales diferencias entre factoring y confirming para que entiendas en qué consiste cada método. ¡Infórmate con Cesce España!


Las finanzas empresariales representan un desafío constante, especialmente cuando se busca garantizar la liquidez y mantener un flujo constante de efectivo. En este contexto, dos opciones clave para mejorar la financiación de las empresas. Estas dos opciones son el factoring y el confirming.

¿Qué es el factoring?

El factoring implica la cesión de facturas a un tercero, típicamente un banco o entidad especializada. Este tercero, conocido como factor, asume el riesgo crediticio y ofrece un adelanto de fondos a cambio de un descuento en las facturas. Este mecanismo permite a la empresa obtener liquidez de manera instantánea, reduciendo el riesgo de impago. 

Existen dos tipos de factoring, como son el factoring con recurso y el factoring sin recurso, que los hace diferentes entre sí por quién asume el riesgo del impago.

¿Qué es el confirming?

El confirming se ofrece por entidades bancarias y se centra en la gestión de pagos a proveedores. La empresa que contrata el servicio retiene el control sobre las condiciones de pago, permitiendo a los proveedores anticipar facturas con ciertas comisiones.

En el caso de la solicitud del anticipo de facturas, implica que se incluyan comisiones que hacen que la empresa o sus proveedores se beneficien, lo que les proporciona cierta liquidez y seguridad.

¿En qué se diferencian el factoring y el confirming? 

Las diferencias clave entre factoring y confirming impactan en la responsabilidad de la deuda, el flujo de caja, la relación con proveedores, el enfoque en relaciones comerciales y la naturaleza del servicio.

El factoring es una solución de financiación que posibilita que las empresas cobren sus facturas de manera adelantada a cambio de un porcentaje que se quedará la propia entidad financiera. Sin duda, con el también llamado factoraje las empresas obtienen recursos, lo que reducirá el riesgo de insolvencia, pero deben hacer una cesión sobre sus derechos de cobro.

En cuanto al confirming, la principal diferencia es que es un servicio de pago para los proveedores. Es decir, la empresa no obtiene la liquidez, sino que cede la gestión del pago a una entidad que se encarga de abonar las facturas a dichos proveedores. Obviamente, esta firma cobrará a nuestra empresa por sus servicios y por adelantar el dinero.

Responsabilidad de la deuda

Aquí, en el caso del factoring, la empresa cede su factura para que el factor asuma la responsabilidad de cobrarla, y en caso de de impago, es el propio factor el que tiene que asumir el riesgo.

Sin embargo, en el confirming, aunque es el banco el encargado de gestionar los pagos, la empresa es la responsable de la deuda.

Flujo de la caja

En el caso del flujo de la caja, en el factoring la empresa se beneficia por recibir un adelanto del pago de sus facturas. En el caso del confirming, a pesar de que el flujo de la caja no aumenta de inmediato ya que se asegura el pago a los proveedores, es posible mejorar las condiciones de pago y facilita la gestión estratégica de estos.  

Enfoque en las relaciones comerciales

El factoring centra sus relaciones de una empresa directamente con sus clientes, que, a diferencia del confirming, se centra directamente con los proveedores, ya que este gestiona los pagos a los proveedores a través del banco.

Ventajas del factoring

Las ventajas estratégicas del factoring incluyen los siguientes puntos:

  • Obtención de liquidez inmediata al transformar ventas a crédito en operaciones al contado.
  • Garantía de cobro de facturas, especialmente en el caso de factoring sin recurso.
  • Simplificación de gestiones al transferir la responsabilidad de cobro al factor.
  • Mejora de ratios financieros y circulantes al eliminar cuentas a cobrar.

Ventajas del confirming

Aunque el confirming no impacta directamente en el flujo de efectivo de la empresa, facilita la negociación con proveedores y optimiza la gestión estratégica de pagos. Algunas de sus ventajas son:

  • Facilitación de la negociación con proveedores al ofrecer la opción de cobrar anticipadamente sus facturas.
  • Simplificación de tareas administrativas y flujos de caja al dejar que el banco procese las órdenes de pago.
  • Garantía de cobro de facturas, eliminando el riesgo de impagos.
  • Vía de financiación para proveedores sin afectar su capacidad de endeudamiento propio.

Inconvenientes del factoring y el confirming 

En cuanto a las desventajas, en el caso del factoring, el gran problema es su coste, especialmente en los casos en los que se trata de pagar un elevado número de facturas de muy poco coste. Además, si la empresa está ya en una situación financiera muy delicada, resulta muy complicado encontrar una firma de factoring que quiera hacerse cargo de los pagos.

Respecto al confirming, la gran desventaja es que la empresa pierde el control y la iniciativa respecto al momento en el que va a efectuar sus pagos, ya que estos los realizará la entidad de confirming. Además, estas firmas, que acostumbran a ser los propios bancos, suelen exigir condiciones a los negocios, como la de contratar otro tipo de productos financieros para hacerse cargo de la gestión de sus pagos a proveedores.

A la vista está que no existen soluciones definitivas que permitan a las pymes vivir tranquilas en momentos de encarecimiento de la financiación. Con todo, y más allá de evaluar opciones como el factoring o el confirming, lo más importante es tener la posición de caja en el centro de todas las decisiones estratégicas.

Situación económica actual

Las últimas reuniones celebradas por los bancos centrales han dejado claras varias cuestiones. La primera es que el encarecimiento del precio del dinero ha empezado a impactar en la espiral inflacionista con los primeros datos que indican que los precios empiezan a controlarse. El problema es que la otra cuestión, que es evidente tras escuchar a los presidentes del BCE y la Fed, Cristine Lagarde y Jerome Powell, es que aún queda un largo periodo de tiempo hasta lograr que las tasas del IPC estén en el entorno del 2%-3%, que es el que ambas entidades consideran normalizado.

Esto nos lleva a otra realidad que nadie discute. Ambos bancos seguirán subiendo los tipos de interés a lo largo de este año (al menos) para lograr el necesario objetivo de dejar los precios en ese porcentaje. Estos incrementos son totalmente comprensibles, ya que el impacto de los altos precios en la economía es mucho más dañino que el provocado por las propias subidas de tipos, que encarecen la financiación con el objetivo de reducir la demanda y así bajar los precios. Basta con ver la situación de muchos países en Latinoamérica (Argentina o Venezuela, por ejemplo) para comprender los nefastos efectos de la hiperinflación de la que, además, es muy difícil de salir.

El problema es que este escenario al que los precios han obligado supone todo un reto para las empresas. Más aún para las más pequeñas, ya que dan lugar a una financiación más costosa, a lo que se suma el propio endurecimiento de las condiciones que las entidades financieras exigen para conceder los préstamos ante la mayor incertidumbre económica. No en vano, el último informe del Banco de España al respecto deja patente que las entidades han endurecido las condiciones por primera vez desde 2013, además de exigir mayores garantías. Con todo, este escenario más exigente aún está muy lejos del provocado por la crisis financiera de 2008, cuando casi de la noche a la mañana era imposible obtener dinero para invertir por parte del sector bancario.

A pesar de ello, el contexto actual es muy difícil para las empresas. Más aún si se tiene también en cuenta que la ralentización de la economía tensa aún más las cuentas de unas empresas que ya sufren en sus márgenes el incremento de los costes. Por ello, en muchos casos las exigencias de financiación de inventarios y capital circulante son más urgentes ahora que unos meses atrás. A la vista está que todo ello está configurando una tormenta casi perfecta a las que las pymes deben saber enfrentarse.

¿Cómo sobrevivir a la situación económica actual?

La primera gran realidad es que no existe una fórmula mágica que permita a las empresas enfrentarse a las dificultades actuales para el día a día del negocio. Con todo, existen un buen número de buenas prácticas de gestión empresarial que en momentos como los actuales son más que oportunas. Una de ellas es el control de la situación financiera. Se debe echar mano de la inteligencia artificial para tener una previsión más exacta de la tesorería y de los compromisos de financiación a los que el negocio se enfrenta cada día. De esa forma se sabrá si habrá suficientes recursos en la caja para hacer frente a los pagos.

Asimismo, realizar una revisión y análisis de los proveedores y de los clientes también permitirá sacar importantes conclusiones que serán fundamentales para la propia viabilidad de la empresa.

Por último, también es interesante explorar otro tipo de soluciones para encontrar fuentes alternativas de capital. Hoy nos vamos a centrar en dos de ellas, el factoring y el confirming, que son complementarias y que permiten una importante mejora de la situación de caja en el corto plazo.

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